Diversos críticos han señalado recientemente que aunque el Cardenal Walter Kasper y un grupo de los obispos de Alemania han liderado la ofensiva para permitir que las personas en situaciones maritales "irregulares" (divorciados en nueva unión) reciban la Comunión, los prelados también han optado por negar los sacramentos, también la Confesión, a aquellos que decidieron dejar de pagar el 'impuesto eclesiástico' en el país.
Esta posición ha sido señalada por sus críticos como hipócrita.
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En ambos casos, la posición alemana está en las antípodas de la enseñanza católica: admitir a la Comunión a aquellos a los que formalmente no está permitido, y prohibirla a aquellos a los que el Vaticano dice que pueden recibir válidamente los sacramentos.
La definición alemana de misericordia, dicen sus críticos, es un "sistema de pague por rezar", que tiene sus límites "financieros".
Los Obispos en Alemania "son notoriamente los más misericordiosos para desear otorgar la Comunión a los divorciados y vueltos a casar, pero al mismo tiempo son los más despiadados al excomulgar de facto a aquellos que se rehúsan a pagar el impuesto eclesiástico, que en su país es obligatorio por ley", escribió el vaticanista Sandro Magister el 29 de octubre, en su blog "Settimo Cielo".
El impuesto eclesiástico significó para la Iglesia en Alemania un ingreso de más de 7 mil millones de dólares tanto en 2012 como 2013.
Los críticos señalaron que los Obispos alemanes están diciendo por un lado que la misericordia exige que la Comunión sea entregada a aquellos que viven en lo que Cristo llamó adulterio, mientras que simultáneamente prohíben los sacramentos a que aquellos que pueden estar viviendo de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia, pero por cualquier razón deciden no pagar su impuesto eclesiástico.
"En Alemania el impuesto eclesiástico (kirchensteuer) es obligatorio, tanto que para ser capaz de no pagarlo, uno debe declarar su salida de la iglesia a la que pertenecen, ya ser católica o protestante, a través de un acto público realizado ante una autoridad civil competente", explicó Magister.
Cuando los alemanes se registran como católicos, protestantes o judíos en sus formularios de impuestos, el gobierno automáticamente recoge un impuesto a los ingresos que suma el 8 o 9 por ciento de su ingreso total, o el 3 al 4 por ciento de su salario.
El "impuesto eclesiástico" se da a las comunidades religiosas, en lugar de aquellas comunidades que recogen un diezmo. La Iglesia usa este fondo para ayudar a mantener sus parroquias, escuelas, hospitales y proyectos de bienestar.
Muchos alemanes se han des-registrado en años recientes, para así evitar pagar el impuesto adicional. Magister indicó que el número de personas declarando su salida de la Iglesia ha sido sustancial. En 2010, el número fue mayor a los 180 mil.
El número de des-registros ha aumentado este año, ya que el impuesto eclesiástico es ahora retenido de las ganancias de capital, así como del salario.
Muchos de los que se han des-registrado de la Iglesia en los formularios del gobierno alemán continúan practicando su fe.
En respuesta a los números de des-registros, los Obispos alemanes emitieron un decreto en septiembre de 2012, llamando a tales salidas "una falta grave" y listando un número de maneras en las que están restringidos de participar en la vida de la Iglesia.
El decreto especificó que aquellos que no pagan el impuesto eclesiástico no pueden recibir los sacramentos de Confesión, Comunión, Confirmación o Unción de los Enfermos, excepto cuando estén en peligro de muerte.
Tampoco pueden tener un cargo eclesial o realizar funciones en la Iglesia. No pueden ser padrinos, no pueden ser miembros de consejos diocesanos o parroquiales, no pueden ser miembros de asociaciones públicas de la Iglesia.
Si aquellos des-registrados no muestran señal de arrepentimiento antes de su muerte, se les puede incluso negar un entierro religioso.
Mientras que estas penalidades han sido descritas como una "excomunión de facto", el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos escribió el 13 de marzo de 2006 un documento, en el que señala que optar por no pagar impuestos en una situación civil no era lo mismo que renunciar a la fe, y por lo tanto la excomunión no aplica a tales personas.
El grupo alemán Asociación Leal al Papa ha dicho que es irónico que uno pueda rechazar las enseñanzas de la Iglesia en diversos temas, incluyendo la indisolubilidad del matrimonio, y aún ser considerado católico, mientras pague el impuesto eclesiástico.
El grupo criticó que la "venta de sacramentos" a través del sistema de impuestos era aún peor que los abusos criticados por Martín Lutero al inicio de la reforma protestante.