El Patriarca Latino de Jerusalén, Mons. Foud Twal, anunció el 1 de noviembre, Fiesta de Todos los Santos, que la fecha para la canonización de las Beatas María Bwardy de Jesús Crucificado y María-Alfonsina Ghattas, dos religiosas de Tierra Santa, podría conocerse para antes de finales del año.
Según informó el 5 de noviembre el sitio web del Patriarcado, las canonizaciones podrían aprobarse en un consistorio de cardenales que debería tener lugar el próximo 2 de diciembre, aunque por el momento, el Vaticano solo ha confirmado para esa fecha la reunión del Consejo de Cardenales.
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"La diócesis ora para que, durante el año 2015, la Iglesia en Tierra Santa se confíe con alegría a estas dos hermanas, siguiendo su ejemplo en la fe, y en la unión con Dios y en la caridad", señalan desde el Patriarcado.
Ambas religiosas vivieron en la segunda mitad del siglo XIX. María Bwardy nació en el pueblo galileo de Ibillin. La religiosa carmelita fue fundadora del Carmelo de Belén, en Palestina, donde todavía es posible visitar su habitación.
En su vida recibió la gracia de los estigmas, y fue considerada una figura mística por experimentar numerosos sueños en los que entró en relación con Jesús.
En su beatificación en 1983, San Juan Pablo II dijo de ella: "Refleja los diferentes rostros de la Iglesia; la Iglesia greco-católica en la que fue bautizada y creció, y la Iglesia Latina (de Roma), donde se preparó para la vida carmelitana. Además se unió a las comunidades cristianas en el Líbano, Egipto, Francia y la India. Pocos santos recibieron tantas gracias de alto valor, enriquecido con abundantes estigmas, éxtasis, conocimiento de los corazones, profecías, posesión angelical y, lo más inesperado para una joven analfabeta, el don de la poesía".
Por su parte, la hermana M. Alfonsina nació en Ein Karem, Jerusalén, y fue co-fundadora de la Congregación de las Hermanas Dominicas del Santísimo Rosario de Jerusalén, dedicadas a ayudar a las personas de edad avanzada, niños, familias pobres, así como a luchar contra la pobreza moral, dando a cada individuo, a través de la cultura y la educación, los medios para desarrollar la fe y la dignidad.
En su beatificación en 2009, el Patriarca de Jerusalén dijo: "La Madre Ghattas nació en una familia muy piadosa en Jerusalén, donde trabajaban y oraban en familia. La religiosa sintió que el Señor la llamó a abrazar la vida religiosa y se unió a la Congregación de las Hermanas de San José de la Aparición. Después de la primera profesión, la madre superiora le confió la misión de la enseñanza del Catecismo en la escuela de las Hermanas de Belén. Sor María-Alfonsina era un catequista incomparable, una humilde educadora, una apóstol incansable. Tuvo la gracia de vivir visiones repetidas de Nuestra Señora, quién la instó a establecer para las niñas de su país una congregación que llevará el nombre de Hermanas del Rosario".
Desde su propia familia, "vivió una piedad profunda, una fuerte fe en la Providencia y una completa confianza en la Virgen María. Aunque sobresalió en dos virtudes especiales: por un lado el amor por el silencio y la vida retirada, y por el otro el amor a la cruz y el sacrificio por el otro".