Los Obispos de Kenia reiteran sus acusaciones sobre la campaña de vacunación contra el tétanos que, según dicen, podría ocultar un programa de control de la población.
En un comunicado publicado el 6 de noviembre al final de su asamblea plenaria, enviado a la agencia vaticana Fides, cuestionan: "¿Cuántos más keniatas, incluidos los agentes de seguridad, deben perder la vida antes de que se restablezca un verdadero orden? Queremos declararlo categóricamente: ha llegado el momento de hacer menos charlas y más acción". Los obispos se refieren a los últimos incidentes de violencia en la región del lago Turkana y los que se produjeron este verano en el condado de Lamu.
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"Una de las principales causas de la inseguridad es el desarrollo desigual", afirma el comunicado. "Es lamentable que, a pesar de 50 años de independencia, algunas zonas del país no han visto un desarrollo significativo, no hay carreteras, escuelas ni otros servicios sociales esenciales", añade
La Conferencia Episcopal de Kenia también reafirma que, a pesar de estar a favor de las campañas de vacunación ordinarias (a menudo llevadas a cabo con la asistencia de los centros de salud católicos), siguen teniendo una fuerte preocupación por el secretismo con el que se está llevando a cabo la campaña contra el tétanos, que se lanzó en el país hace unos meses.
La Iglesia ha logrado obtener varias dosis de la vacuna, las cuales han sido analizadas por cuatro laboratorios diferentes en Kenia y en el extranjero. "Queremos anunciar que todas las pruebas demuestran que la vacuna utilizada en Kenia en marzo y octubre de 2014 está contaminada con la hormona beta-HCG", dicen los obispos.
Esta sustancia "causa infertilidad y abortos múltiples en las mujeres", recuerda el documento, que concluye denunciando la intimidación sufrida por los médicos que han confirmado la información acerca de la vacuna, y pidiendo a los keniatas que eviten someterse a la campaña del tétanos porque "estamos convencidos de que se trata de un programa enmascarado de control de la población".