El Papa Francisco recibió este viernes a los obispos amigos del Movimiento de los Focolares ante quienes denunció las persecuciones religiosas, el laicismo exasperado, el terrorismo y otros dramas del mundo de hoy que exigen "un testimonio claro de la unidad entre los cristianos", un don que lo "sentimos claramente" en la Eucaristía.
Este encuentro, cuyo tema es "La Eucaristía, misterio de comunión", fue definido por el Papa como ''un resultado de lo que produce el amor por la palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio''.
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''Estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen brotar muchas iniciativas, florecer amistades duraderas, e intensos momentos de compartición y fraternidad'', afirmó ante los cuarenta participantes.
Francisco recalcó la importancia del valor, en este mundo atribulado, ''de un testimonio claro de la unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de la estima, el respeto y, más precisamente, de la fraternidad entre nosotros, como signo luminoso de la fe en Cristo resucitado".
"De hecho, si queremos responder, como cristianos, de una manera significativa a los muchos problemas y los dramas de nuestro tiempo, es necesario hablar y actuar como hermanos, y de modo tal que todos los puedan reconocer fácilmente. Es también una manera –tal vez para nosotros la primera– de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad", señaló.
En ese sentido, indicó que la conciencia de los cristianos y de sus pastores está siendo interpelada por "la carencia de la libertad de expresar públicamente la religión y vivir abiertamente de acuerdo a las necesidades de la ética cristiana en muchos países; la persecución de los cristianos y otras minorías; el triste fenómeno del terrorismo; la difícil situación de los refugiados a causa de la guerra y por otras razones; los desafíos del fundamentalismo y, por otra parte, del laicismo exasperado".
Esos retos son ''una llamada a buscar con esfuerzos renovados, con constancia y paciencia los caminos que llevan a la unidad, 'para que el mundo crea' y para que nosotros seamos los primeros en dar prueba de confianza y coraje. Y entre estas formas hay una que es una senda privilegiada: la Eucaristía como misterio de comunión".
"En la Cena del Señor –aseguró Francisco–, momento central de la vida de la comunidad, 'momento de la verdad', se encuentran la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad; allí, en la Eucaristía sentimos claramente que la unidad es un don, y, al mismo tiempo, es una responsabilidad muy seria".