Dejar de lado los estilos de vida y comportamientos que pueden agravar el estado de planeta, fue uno de los llamados lanzados por el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Bernardito Aúza, durante el Segundo Comité de la Asamblea General dedicado al "Desarrollo sostenible, protección del clima global para las generaciones presentes y futuras".
"¡Decidamos, con conciencia, abstenernos de estilos de vida y comportamientos que pueden agravar el estado de nuestro planeta, y promovamos iniciativas que protegen y restauran! El mundo se ha convertido en una aldea; por lo tanto, tenemos que ser cada vez más conscientes de esta responsabilidad mutua y común. En particular, los Estados tienen el serio deber de decidir políticas e idear estructuras de monitoreo para asegurar que las generaciones presentes y futuras, vivan de una manera segura y digna", afirmó.
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El representante vaticano señaló que el cambio climático no es sólo un problema ambiental, sino también "una cuestión de justicia y un imperativo moral", pues "los principales factores del cambio climático, tales como el consumo elevado y las grandes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero, caracterizan las sociedades altamente industrializadas", las cuales están en mejores condiciones para afrontar el impacto.
"Es una cuestión de justicia ayudar a las personas más pobres y vulnerables que sufren por causas de las que, en su mayor parte, no son responsables y que están fuera de su control. Un acto concreto sería permitir el acceso a una mejor tecnología para la adaptación y la mitigación", afirmó.
En ese sentido, se refirió a la próxima 21° Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas y la Undécima Reunión de las Partes del Protocolo de Kyoto (París diciembre de 2015).
"Los pobres y los ricos - de hecho, todos nosotros - saldremos vencedores si se logra llegar a un acuerdo sobre un régimen internacional, a partir de 2020, en el que todas las naciones del mundo, incluidas las que tienen las más altas emisiones de gases de efecto invernadero, se comprometan en un tratado universal sobre el clima", señaló.
En ese sentido, indicó que la delegación vaticana considera la pertinencia del término "'responsabilidad de proteger' no sólo en los ámbitos del derecho humanitario y de los derechos humanos, sino también en el tema del cambio climático".
"Todos compartimos la responsabilidad de proteger nuestro planeta y la familia humana", afirmó el Prelado, que recordó el deber de los países de asegurar a las futuras generaciones la posibilidad de vivir "de una manera segura y digna".