El grupo "Antibalaka" había surgido en Bangui (República Centroafricana) con el fin de proteger a la población de la guerra en el país que ya lleva un año y medio. Sin embargo, ahora se ha vuelto contra la población.
"Están cometiendo saqueos y violaciones, además nos han obligado a cerras las escuelas en Galabadja y Damala", advierten los salesianos que trabajan en la zona.
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Ambas obras habían decidido abrir las puertas de la escuela a los niños y jóvenes, para que no perdiesen más horas de formación. "Ir a la escuela, les ayuda a tener una rutina, hábitos, y olvidarse de la violencia en la que viven", explican los salesianos en una nota enviada a la agencia vaticana Fides.
"Hay barricadas en las calles, así como muchas armas en circulación y la gente no sale de sus casas por temor".
En la actualidad las misiones salesianas en Bangui acogen a más de 1.400 personas desplazadas por el conflicto. La violencia desatada en los últimos días impide a los religiosos salir de la misión y ni siquiera pueden llegar las ayudas humanitarias.
Desde la crisis han huido de sus hogares más de un millón de personas; más de 3.500 niños se han visto obligados a unirse a los grupos armados y más de 2,6 millones de personas necesitan asistencia humanitaria urgente.