En su discurso final al Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia, congregado desde el 5 de octubre, el Papa Francisco recordó que la tarea del Papa "es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia".
El Santo Padre señaló que "la tarea del Papa es aquella de garantizar la unidad de la Iglesia; es aquella de recordar a los fieles su deber de seguir fielmente el Evangelio de Cristo; es aquella de recordar a los pastores que su primer deber es nutrir la grey que el Señor les ha confiado y de salir a buscar –con paternidad y misericordia y sin falsos miedos– la oveja perdida".
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La tarea del Obispo de Roma, indicó, es la de "recordar a todos que la autoridad en la Iglesia es servicio".
Citando a su predecesor, el Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI, el Papa señaló que "la Iglesia está llamada y se empeña en ejercitar este tipo de autoridad que es servicio, y la ejercita no a título propio, sino en el nombre de Jesucristo… a través de los Pastores de la Iglesia, de hecho, Cristo apacienta a su grey: es Él que la guía, la protege, la corrige porque la ama profundamente. Pero el Señor Jesús, Pastor supremo de nuestras almas, ha querido que el Colegio Apostólico, hoy los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro … participaran en este misión suya de cuidar al pueblo de Dios, de ser educadores de la fe, orientando, animando y sosteniendo a la comunidad cristiana, o como dice el Concilio, 'cuidando sobre todo que cada uno de los fieles sean guiados en el Espíritu Santo a vivir según el Evangelio su propia vocación, a practicar una caridad sincera y operosa y a ejercitar aquella libertad con la que Cristo nos ha librado' (Presbyterorum Ordinis, 6)… Y a través de nosotros – continúa el Papa Benedicto – es que el Señor llega a las almas, las instruyen las custodia, las guía. San Agustín en su Comentario al Evangelio de San Juan dice: 'Sea por lo tanto un empeño de amor apacentar la grey del Señor' (123,5); esta es la suprema norma de conducta de los ministros de Dios, un amor incondicional, como aquel del buen Pastor, lleno de alegría, abierto a todos, atento a los cercanos y premuroso con los lejanos (Cf. S. Agustín, Discurso 340, 1; Discurso 46,15), delicado con los más débiles, los pequeños, los simples, los pecadores, para manifestar la infinita misericordia de Dios con las confortantes de la esperanza(Cf. Id., Carta 95,1)".
El Papa Francisco subrayó que "la Iglesia es de Cristo –es su esposa– y todos los Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro, tienen la tarea y el deber de custodiarla y de servirla, no como patrones sino como servidores".
"El Papa en este contexto no es el señor supremo sino más bien el supremo servidor – 'Il servus servorum Dei'; el garante de la obediencia , de la conformidad de la Iglesia a la voluntad de Dios, al Evangelio de Cristo y al Tradición de la Iglesia poniendo de parte todo arbitrio personal, siendo también –por voluntad de Cristo mismo– 'el Pastor y Doctor supremo de todos los fieles' y gozando 'de la potestad ordinaria que es suprema, plena, inmediata y universal de la iglesia'".