El Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, Mons. Luis Augusto Castro Quiroga, denunció que la narco-mentalidad de las FARC y el conflicto armado en su país ha destrozado la vida de más de 25 millones de personas.
"Si miramos los números, vemos que hay 6.7 millones víctimas de las FARC inscritas, faltan las que no se han inscrito todavía. Significa que es un sufrimiento personal, pero también familiar. Multipliquen eso por cuatro miembros de la familia, tenemos 25 millones de personas que están sufriendo porque la vida de alguien fue quebrada, entonces toda la lucha por la paz y por frenar el conflicto es un buen testimonio que se da a todo el continente sobre el aprecio a la vida", explicó Mons. Castro a ACI Prensa durante su estancia en Roma con motivo del Sínodo para los Obispos para la familia.
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Mons. Castro explicó que la narco-mentalidad es el mayor cáncer que aflige al país, e invitó a humanizar los corazones. "Los narcotraficantes deberían primero recuperar el valor de la vida. El narcotraficante es una persona que tiene narco-mentalidad, que es darle la primacía al tener, no al ser. Y no a cualquier tener, sino al tener rápido, al tener abundante, fácil y como sea. Y eso de cómo sea, significa que no importa qué vida hay que tronchar con tal de que podamos aumentar nuestro tener, nuestros capitales", denunció.
"De manera que están por un camino de progresiva y fatal deshumanización, la invitación que hago a los narcotraficantes es darse cuenta de que son seres humanos que tienen que humanizarse, no deshumanizarse, como hasta ahora les está aconteciendo", dijo.
Mons. Castro representa a la Iglesia acompañando a las víctimas durante los encuentros con sus victimarios en Cuba, donde se desarrollan las negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos desde 2012.
"Es una conversación positiva, he tenido la posibilidad de acompañar a las víctimas en este encuentro en la mesa de negociaciones, y me doy cuenta cómo ese encuentro con las víctimas también ha servido muchísimo para que madure la misma mesa, y que madure la conciencia de que no se puede echar para atrás en términos de paz y reconciliación", afirmó.