Durante la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco invitó a los fieles a cultivar la oración de la alabanza al Señor y agradecerle el haber sido elegidos desde antes de la creación del mundo, pues desde ya nuestros nombres estaban en el corazón y las entrañas de Dios.
En su homilía, el Santo Padre dijo que es más fácil rezar para pedir gracias, mientras es más difícil la oración de alabanza, a pesar de ser esta la oración de la verdadera alegría.
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Francisco reflexionó sobre la carta que San Pablo escribió a los efesios, en la cual eleva con alegría su bendición a Dios a través de una oración de alabanza, algo que no solemos hacer habitualmente.
"Nosotros sabemos rezar muy bien cuando pedimos cosas, también cuando agradecemos al Señor, pero la oración de alabanza es un poco más difícil para nosotros: no es tan habitual alabar al Señor. Y esto podemos sentirlo mejor cuando hacemos memoria de las cosas que el Señor ha hecho en nuestra vida: 'En Él – en Cristo – nos ha elegido antes de la creación del mundo'. ¡Bendito eres Señor, porque tú me has elegido! Es la alegría de una cercanía paterna y tierna", afirmó.
Francisco explicó que "la oración de alabanza" nos da esta alegría, nos lleva a ser felices ante el Señor. Por lo que pidió que hagamos un esfuerzo para reencontrarla; teniendo en cuenta que el punto de partida es, precisamente, "hacer memoria" de esta elección: "el Señor me ha elegido antes de la creación del mundo. ¡Pero esto – dijo – no se puede comprender!".
"No se puede comprender ni imaginar: que el Señor me haya conocido antes de la creación del mundo, que mi nombre estaba en el corazón del Señor. ¡Ésta es la verdad! ¡Ésta es la revelación! Si nosotros no creemos esto no somos cristianos ¡eh! Quizá estemos impregnados de una religiosidad teísta, ¡pero no somos cristianos! El cristiano es uno elegido, el cristiano es uno elegido en el corazón de Dios antes de la creación del mundo. También este pensamiento colma de alegría nuestro corazón: ¡yo soy elegido! Y nos da seguridad".
El Papa observó además que nuestro nombre está en el corazón de Dios. Precisamente en las entrañas de Dios, como el niño está dentro de su mamá. Ésta es nuestra alegría, la de ser elegidos".
El Santo Padre dijo que esto es algo que "no se puede entender sólo con la cabeza. Ni siquiera sólo con el corazón. Para comprender esto debemos entrar en el Misterio de Jesucristo. El Misterio de su Hijo amado: 'Él ha derramado su sangre en abundancia sobre nosotros, con toda sabiduría e inteligencia, haciéndonos conocer el misterio de su voluntad'. Y ésta es una tercera actitud: entrar en el Misterio".
"Cuando celebramos la Eucaristía, entramos en este Misterio, que no se puede comprender totalmente: el Señor está vivo, está con nosotros, aquí, en su gloria, en su plenitud, y da otra vez su vida por nosotros. Debemos aprender cada día esta actitud de entrar en el Misterio. El cristiano es una mujer, es un hombre, que se esfuerza para entrar en el Misterio. El Misterio no se puede controlar: ¡es Misterio! Yo entro".
El Papa Francisco concluyó diciendo que la oración de alabanza es ante todo "oración de alegría" y también "oración de memoria". "'¡Pero cuánto ha hecho por mí el Señor! Con cuánta ternura me ha acompañado, cómo se ha abajado; se ha inclinado como el papá se inclina con el niño para hacerlo caminar'". Y, en fin, oración al Espíritu Santo para que nos dé "la gracia de entrar en el Misterio, sobre todo cuando celebramos la Eucaristía".