El Presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), Mons. Diego Padrón Sánchez, compartió con ACI Prensa su preocupación por la crisis que afecta a las familias venezolanas debido a la pobreza, la emergencia sanitaria y la inseguridad.
"La situación de Venezuela es grave por tres razones. En primer lugar, la situación económica está muy decaída y hay un colapso del propio gobierno. En segundo lugar, la salud anda mal y faltan medicinas. En tercer lugar, el tema de la inseguridad sigue siendo permanente en Venezuela", indicó.
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El también Arzobispo de Cumaná explicó que en su país se está difundiendo la enfermedad conocida como Chikungunya, que se transmite por la picadura de mosquitos.
Además, denunció el asesinato de un diputado y el aumento de la delincuencia, "lo que crea una situación de angustia y desesperación por no saber hacia dónde vamos".
En declaraciones a ACI Prensa el 13 de octubre en el Vaticano, el Arzobispo afirmó que la Iglesia "está muy atenta a lo que está pasando en el país, y desde su perspectiva pastoral, no política, trata de orientar el camino de Venezuela, por lo que hace llamados a los dirigentes políticos y a la sociedad".
"La palabra de la Iglesia es una palabra de observación y exhortación a los venezolanos, pero también de acompañamiento porque nosotros compartimos la situación real de las familias y sus necesidades. Por ejemplo, yo en mi ciudad tampoco encuentro leche y también puedo ser asaltado, de manera que nosotros acompañamos con nuestra propia vida a todos los venezolanos", indicó.
Luego de las discusiones del Sínodo Extraordinario de los Obispos dedicado a la familia, el Arzobispo describió que una jornada normal para una madre en Venezuela es todo un reto. "Es muy difícil, porque las madres se levantan con la angustia de no tener alimentos, ni empleo, ni medicinas. Es un día de mucho esfuerzo porque la misma situación les lleva a no tener esperanza, que es lo que más afecta, porque no saben en quién confiar. Es ahí donde está el papel de la Iglesia de acompañar y motivar para no perder la esperanza", indicó.
"Hoy por hoy la amenaza a la vida en Venezuela es, por ejemplo, la falta de medicinas o la inseguridad, y esto tiene muchas dimensiones; desde el asalto, el secuestro, la pérdida de la vida por la insuficiencia de recursos hospitalarios", lamentó.
Según un informe de Global Age Watch, Venezuela es el país donde los ancianos tienen la peor calidad de vida de todo el mundo. En este sentido, el Arzobispo Padrón señaló que "hay un programa del gobierno de atención a los ancianos y muchas personas reciben un subsidio del gobierno, no lo voy a negar, pero también muchas veces el subsidio llega tarde. Para un anciano, el hecho de que pase una semana o quince días en recibir el seguro social es una situación muy difícil de sostener y crea una angustia muy grande".
Para ayudar a los ancianos la Iglesia hace todo lo que puede con casas de atención para enfermos, hospitales y ambulatorios, donde presta ayuda sin distinción.
La vida de los niños por nacer también es un objetivo fundamental para Mons. Padrón. "Allí estamos a brazo partido con todos los que tienen esa tarea de defender la vida en todos sus momentos, desde la concepción a la muerte", agregó.
"La defensa de la vida es una de las líneas fundamenta de la Iglesia a nivel universal, y también, por supuesto, a nivel de Iglesia en Venezuela. Además, sabemos que el primer derecho es el derecho a la vida, y allí nos apoyamos en las ONG y organismos que trabajan para ello y en la lucha de mentalizar en contra del aborto y todo lo que amenaza a la vida", dijo.