El Sínodo Extraordinario sobre la Familia destacó hoy, en su quinta congregación, la "contribución insustituible" que realizan los fieles laicos en la evangelización de la familia, de forma particular los jóvenes, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades.
Según informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, los Obispos destacaron que "los jóvenes, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades desempeñan un servicio de importancia vital, llevando a cabo una misión profética y contracorriente en la época actual".
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"Escuchar a los laicos y creer más en ellos es, por lo tanto, esencial, porque es en ellos y con ellos, donde la Iglesia puede encontrar respuestas a los problemas de las familias".
El Sínodo dialogó hoy sobre la Iglesia en Medio Oriente y África del Norte, zonas que "viven en contextos políticos, económicos y religiosos difíciles que tienen graves repercusiones en las familias".
"Allí donde las leyes impiden , de hecho, la reunificación familiar y la pobreza conduce a la migración, donde hay fundamentalismo religioso y los cristianos no tienen los mismos derechos que los ciudadanos musulmanes, se plantean a menudo problemas difíciles para las familias que surgen de los matrimonios mixtos".
Los Obispos señalaron que el desafío de la Iglesia en estos casos "es entender qué catequesis ofrecer a los niños nacidos de esas uniones y cómo responder a la incógnita de los católicos que, unidos en un matrimonio mixto, quieren seguir practicando su fe".
Estas parejas, indicaron, "no pueden dejarse de lado y la Iglesia debe seguir ocupándose de ellas".
"Un reto posterior es el de los cristianos que se convierten al Islam para casarse. También, en este caso, es necesaria una adecuada reflexión".
El Sínodo indicó que también existen casos "en que si un católico que ha contraído matrimonio canónico no logra obtener la declaración de nulidad, se pasa a otra confesión cristiana, volviendo a casarse en una iglesia que lo permita. En cualquier caso, y sin perjuicio del patrimonio común de la fe, se subrayó la necesidad de tomar el camino de la misericordia para las situaciones difíciles".
Sobre los divorciados en nueva unión, los Obispos señalaron que "el sínodo deberá ocuparse ciertamente de ella en su recorrido , con la prudencia que requieren las grandes causas, pero también conjugando la objetividad de la verdad con la misericordia por la persona y su sufrimiento".
Los Obispos reiteraron el compromiso de la Santa Sede por hacer escuchar su voz "en defensa de la familia en todos los niveles - internacional, nacional y regional - con el objetivo de resaltar su dignidad y de llamar la atención sobre sus derechos y deberes, señalando siempre, como afirmaba Benedicto XVI, que sus 'no' son, en realidad, los 'sí' a la vida".
"La Iglesia debe combatir el silencio de las familias en la educación y en la religión porque no hay lugar para la vacilación. Hace falta un compromiso más fuerte en el testimonio del Evangelio y siempre es necesaria la creatividad en la pastoral".
Los Prelados también abordaron el problema de la precariedad laboral y el desempleo, destacando que "la angustia por la falta de un trabajo seguro crea dificultad en las familias, así como la pobreza económica, que a menudo hace que sea imposible tener un hogar".
Es necesario, subrayaron, "insistir en que el dinero debe servir y no gobernar".
Cerca del final de la congregación, los Obispos reiteraron "la necesidad de una mayor preparación para el matrimonio, prestando también una atención específica a la educación afectiva y sexual, para fomentar una verdadera mística familiar de la sexualidad".
Recordaron además la importancia de la "contribución de los abuelos en la transmisión de la fe en la familia".
Los Padres Sinodales destacaron la necesidad "de que el núcleo familiar acoja, con solidaridad, cuidado y ternura, a las personas de la tercera edad. La misma importancia debe darse a los enfermos, para acabar con esa 'cultura del descarte', de la que a menudo nos pone en guardia el Papa Francisco".