En un comunicado difundido al concluir la reunión sostenida entre los Nuncios Apostólicos de los países de Medio Oriente y autoridades del Vaticano, se aseguró que "no nos podemos resignar a concebir el Medio oriente sin cristianos, que por dos mil años han confesado el nombre de Jesús".
En el documento difundido hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, los participantes en la reunión recordaron que "por deseo del Santo Padre, los Representantes Pontificios en el Medio oriente fueron convocados al Vaticano del 2 al 4 de octubre, para reflexionar sobre la dramática situación en la región".
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"Asistieron a la reunión, cuyo tema fue 'La presencia de cristianos en el Medio Oriente', además de los Superiores de la Secretaría de Estado, además de los Superiores de los Dicasterios de la Curia Romana directamente interesados, así como los Observadores Permanentes de la Santa Sede para las Naciones Unidas en Nueva York y en Ginebra, y el Nuncio Apostólico para la Unión Europea".
Los participantes en el encuentro "expresaron su gratitud al Santo Padre por su iniciativa y por su presencia en la sesión inaugural de la reunión", al tiempo que expresaron su cercanía y oraciones "a los Patriarcas, a los Pastores y a los fieles cristianos y a otros grupos religiosos y étnicos del Medio Oriente".
"La situación de violencia", señalaron, "a la que corremos el riesgo de volvernos acostumbrados, y darla como sentada como un elemento de las noticias diarias, debe detenerse".
Existe una urgencia, dijeron, "de poner un fin a las guerras actuales que ya han causado grandes números de víctimas". Denunciaron además "la violación de todos los bandos de las normas más básicas de la ley humanitaria e internacional", especialmente sobre "el sufrimiento de niños y mujeres".
"Desgraciadamente, sin ningún escrúpulo, el tráfico de armas continúa, y más grave aún es el tráfico de personas".
Los participantes de la reunión subrayaron además que la "violencia y abusos" del grupo extremista Estado Islámico (ISIS) "no puede ser tomada con indiferencia".
"Uno no puede permanecer callado, ni la comunidad internacional puede permanecer inactiva, frente a la masacre de personas simplemente por su religión o por su origen étnico".
No se puede callaron, continuaron, "frente a las decapitaciones y crucifixiones de seres humanos en plazas públicas; frente al éxodo de miles de personas y la destrucción de lugares de culto".
Antes estos hechos, subrayaron, "es lícito detener al injusto agresor, siempre de acuerdo con la ley internacional".
Sin embargo, indicaron, "la solución del problema no puede ser solamente confiada a una respuesta militar; el problema debe ser enfrentado más radicalmente, abordando las causas profundas que son aprovechadas por la ideología fundamentalista".
"Los líderes religiosos, tanto cristianos como musulmanes, deben jugar un rol importante, cooperando juntos en promover el diálogo y la educación para alentar un entendimiento mutuo, y denunciando claramente la instrumentalización de la religión para justificar la violencia".
Dada la gran cantidad de refugiados, los participantes en el evento subrayaron la "necesidad de reconocer el derecho de los cristianos y otros grupos étnicos y religiosos a permanecer en sus tierras de origen, y, para aquellos forzados a emigrar, el derecho a regresar en condiciones adecuadas de seguridad".
Estas personas, indicaron, deben tener "la posibilidad de vivir y trabajar en libertad, y con prospectos de vida para el futuro".
Las autoridades reunidas remarcaron que "no nos podemos resignar a concebir el Medio oriente sin cristianos, que por dos mil años han confesado el nombre de Jesús. Ellos quieren continuar contribuyendo al bien de la sociedad, integrados, como ciudadanos plenos, en la vida social, cultural y religiosa de las naciones a las que pertenecen".
"En ellas, ellos tienen un papel fundamental para la pacificación, reconciliación y desarrollo".
También se reafirmó, señaló el comunicado, "la importancia de la actividad de los fieles laicos en la vida social y política", y señalaron la necesidad de que sean formados adecuadamente, "incluyendo la doctrina social de la Iglesia".