El Papa Francisco sostuvo hoy en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, un encuentro con cerca de siete mil atletas del Comité Italiano Paraolímpico, cuyo testimonio, dijo, "es un gran signo de esperanza".
El Santo Padre agradeció la asistencia de los atletas, y señaló que "han venido de muchas partes del mundo, y cada uno de ustedes lleva su experiencia como deportista y sobre todo la de un hombre y una mujer: lleva los logros, los logros alcanzados con tanto esfuerzo, incluso con todas las dificultades que han enfrentado".
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"Cada uno de ustedes, sin embargo, es un testimonio de lo importante que es vivir estas alegrías y estas fatigas en el encuentro con los demás, a compartir su 'carrera', encontrar un grupo de amigos que te dan una mano y en el que das una mano a los demás. ¡Y así todo el mundo es capaz de dar lo mejor de sí mismos!".
Francisco resaltó que "el deporte fomenta contactos y relaciones con personas de diferentes culturas y entornos, se acostumbra a vivir aceptando las diferencias, y hace de esta una valiosa oportunidad para el enriquecimiento mutuo y el descubrimiento".
"Por encima de todo, el deporte se convierte en una valiosa oportunidad de reconocerse como hermanos y hermanas en su camino para fomentar una cultura de inclusión y rechazar la cultura del descarte".
El Papa señaló que "todo esto se destaca aún más en su experiencia, porque la discapacidad que experimentan en algún aspecto de su físico, a través del deporte y la sana competencia, se convierte en un mensaje de aliento a todos los que viven en situaciones similares a la suya".
Esta experiencia, además, dijo el Santo Padre "se convierte en una invitación para poner todas nuestras energías para hacer cosas hermosas, superando las barreras que encontramos a nuestro alrededor, y sobre todo las que están dentro de nosotros".
"Su testimonio, queridos atletas, es un gran signo de esperanza. Es una prueba del hecho de que en cada persona hay un potencial que a veces no nos imaginamos, y que se puede desarrollar con la confianza y la solidaridad".
"¡Dios Padre es el primero en saber esto! Dios conoce perfectamente sus corazones, sabe todo. ¡Él es el primero en saber esto! Él nos conoce mejor que nadie, y nos mira con confianza, nos ama como somos, pero nos hace crecer de acuerdo a lo que podemos llegar a ser".
El Papa aseguró a los atletas paraolímpicos que "en su esfuerzo por un deporte sin barreras, por un mundo sin exclusión, ¡nunca están solos! ¡Dios nuestro Padre está ustedes!".
"Que el deporte sea para todos ustedes un gimnasio en el que se entrenan todos los días en el respeto a sí mismo y a otros, un gimnasio que les dará la oportunidad de conocer nuevas personas y ambientes y le ayudará a sentirse parte de la sociedad". Francisco expresó su deseo de "que ustedes puedan experimentar, incluso a través del deporte, la cercanía de Dios y la comunión de los hermanos y hermanas".
"Les doy las gracias por este encuentro. Bendigo a todos ustedes y a sus seres queridos. Y, por favor, ¡recuerden rezar por mí! ¡Gracias!".
Al concluir su discurso, el Santo Padre pidió a Dios "que bendiga a todos ustedes, bendiga toda su vida, bendiga su viaje, bendiga sus corazones".