En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco cuestionó a todos sobre si los católicos se resisten "a la salvación de Jesús" y la buscan en gurúes que funcionan de acuerdo a los "mandamientos de los hombres".
El Santo Padre, señala Radio Vaticana, hizo esta reflexión a partir del Evangelio en el que el Señor expresa su dolor ante los pueblos que no quieren oír su mensaje.
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"¿Creo que Jesús es el Maestro que nos enseña la salvación, o voy por doquier a alquilar gurúes, que me enseñen otra? ¿Un camino más seguro o me refugio bajo el techo de las prescripciones y de tantos mandamientos hechos por hombres? ¿Y así me siento seguro y –es un poco duro decir esto– con esta seguridad compro mi salvación, que Jesús da gratuitamente con la gratuidad de Dios? Nos hará bien hoy hacernos estas preguntas. Y la última: ¿Yo me resisto a la salvación de Jesús?", interrogó el Papa.
"Si en Tiro y en Sidón se hubieran producido los prodigios que se produjeron entre ustedes" – es su admonición en Corazin y Betsaida – ya desde hace tiempo "se habrían convertido". En esta severa, pero también amarga comparación, está resumida "toda la historia de la salvación". Así como han rechazado y asesinado a los profetas antes, "porque resultaban incómodos", ahora hacen lo mismo con Jesús: "es el drama de la resistencia a ser salvados", desatado por los jefes del pueblo.
El Papa Francisco dijo sobre esto que "es precisamente la clase dirigente la que cierra las puertas al modo con el cual Dios quiere salvarnos. Y así se comprenden los diálogos fuertes de Jesús con la clase dirigente de su tiempo: pelean, lo ponen a prueba, le tienden trampas para ver si cae, porque está la resistencia a ser salvados. Jesús les dice a ellos: '¡Pero yo no los entiendo! Ustedes son como aquellos niños: les hemos tocado la flauta y no han bailado; les hemos cantado un lamento y no han llorado. ¿Pero qué quieren?'; '¡Queremos hacer la nuestra: queremos hacer la salvación a nuestro modo!'. Es siempre esta cerrazón al modo de Dios".
El Papa distingue la actitud del "pueblo creyente" que comprende y "acepta" la salvación traída por Jesús. Salvación que, para los jefes del pueblo, se reduce al cumplimiento de los cientos de preceptos creados por "su fiebre intelectual y teológica".
"Ellos no creen en la misericordia ni en el perdón: creen en los sacrificios. Misericordia quiero y no sacrificios. Creen en todo organizado, bien organizado, todo claro. Éste es el drama de la resistencia a la salvación".
"También nosotros, cada uno de nosotros tiene este drama dentro. Pero nos hará bien preguntarnos: ¿Cómo quiero ser salvado? ¿Al modo mío? ¿A modo de una espiritualidad, que es buena, que me hace bien, pero que es fija, tiene todo claro y no hay riesgo? ¿O según el modo divino, es decir por el camino de Jesús, que siempre nos sorprende, que siempre nos abre las puertas a ese misterio de la Omnipotencia de Dios, que es la misericordia y el perdón?"
El Papa insistió asimismo en que "nos hará bien pensar en este drama que tenemos en nuestro corazón". Reflexionar si confundimos "libertad con autonomía", y si elegimos la salvación justa".