Una pareja de lesbianas en Ohio (Estados Unidos) ha demandado a un banco de esperma por venderles por error el esperma de un hombre afroamericano y haber dado a luz a una niña de "raza mixta" que ahora tiene dos años, según informa el diario Chicago Tribune.
White lesbian couple sue sperm bank after accidentally being given sperm from a black donor http://t.co/axz4lBd9nZ pic.twitter.com/6BSjX20NcO
- Sky News (@SkyNews) octubre 2, 2014
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La demanda señala que Jennifer Cramblett de 36 años y su pareja Amanda Zinkon eligieron al donante número 380, catalogado como un hombre blanco de ojos azules. Sin embargo, les enviaron por un error de lectura el esperma del donante 330, un hombre afroamericano.
Cramblett y su pareja están demandando al Midwest Sperm Bank por "nacimiento equivocado" y "violación de la garantía", así como por pérdidas económicas y emocionales.
La demanda señala que "el 21 de agosto de 2012 Jennifer dio a luz a Payton, una bebé hermosa de raza mixta. Jennifer se hizo cercana rápidamente a Payton y ella y Amanda la quieren mucho. Sin embargo, Jennifer vive (en una comunidad "de blancos") cada día con temores, ansiedades e incertidumbre sobre su futuro y el de Payton¨.
Cramblett dice también en la demanda que para cortarle el cabello a Payton debe ir a un barrio negro "en donde ella es obviamente distinta en apariencia, y no es muy bienvenida".
Esta mujer comenta además que su "familia toda blanca e insensible de modo inconsciente" pueda tener alguno efecto negativo en su hija.
"Aunque se ve obligada a reprimir su individualidad entre miembros de su familia, las diferencias de Payton son irreprimibles y Jennifer no quiere que Payton se sienta estigmatiza o no reconocida solo por las circunstancias de su nacimiento", señala la demanda. "El estrés de Jennifer y la ansiedad se intensifican cuando se imagina enviando a Payton a una escuela de blancos".
Los terapeutas de Clamblett le han recomendado que por su bienestar y el de su hija, deberían mudarse a una comunidad racialmente distinta con buenas escuelas, indica la demanda.
En declaraciones a ACI Prensa este jueves, Jorge Nicolás Lafferriere, del Centro de Bioética, Persona y Familia (Argentina) comenta que "la noticia produce tristeza. Nuevamente una niña en medio de una disputa legal por 'mala praxis' en fecundación in vitro".
"Paradójicamente, una pareja de dos mujeres blancas buscaron tener un hijo 'blanco' y al encontrarse con el hecho de su hija nacida con esperma de un afro-americano inician una demanda. Alegan las dificultades para criar a la niña en un ambiente familiar de personas blancas".
Detrás del caso, prosigue Lafferriere, "no sólo vemos el racismo de buscar el hijo perfecto sino también las inevitables consecuencias de la fecundación in vitro. Atrás han quedado los tiempos en que el debate se centraba en la infertilidad. Ahora es el puro 'deseo reproductivo' el que guía la utilización de las técnicas. Esa posibilidad de elegir las características de la descendencia se realiza por dos medios (al menos por ahora): por la selección de los gametos (como queda en evidencia en el caso que comentamos) o por la selección de los embriones".
El experto concluye afirmando que "con la fecundación artificial, la transmisión de la vida humana abandona la gratuidad del don y entra en una lógica de producción. En el medio, los niños quedan sometidos a las manipulaciones de los adultos".
El negocio de la fecundación in vitro
En marzo de este año, ACI Prensa conversó con Mons. Ángel Rodríguez Luño, miembro de la Pontificia Academia para la Vida (PAV) desde hace más de 30 años y consultor para la Congregación de la Doctrina de la Fe en el Vaticano, quien explicó que en términos económicos, la fecundación in vitro "es todo un negocio".
"Basta con ir a Internet y ver toda la oferta de clínicas, explican lo que cuesta e incluso si no funcionar les devuelven el dinero. Hay todo tipo de publicidad comercial", añadió.
El experto precisó además que la fertilización in vitro "privilegia el deseo legítimo de tener un hijo y no mira los medios que hay que utilizar, obligando a una gran cantidad de embriones a morir o a ser congelados".
Asimismo aseguró que el principal problema ligado a estos tratamientos es que las técnicas mismas "conllevan que para que nazca un niño, tengan que morir muchos hermanos de este niño". "Teniendo en cuenta todos los embriones que están en juego, probablemente, para que nazcan 20, tienen que morir 80", afirmó.
Por su parte, el Arzobispo de La Plata (Argentina) escribió en julio de 2013 que la fecundación in vitro no puede considerarse "una solución médica", ya que no cura los problemas de infertilidad o esterilidad, sino que más bien "suplanta el acto por el cual se transmite la vida, disociando la procreación de la sexualidad".
En 2010 y en medio del escándalo suscitado en Perú por el "caso Marianita", una niña que nació con síndrome de down cuyos padres presentaron una demanda por estafa ante la clínica de fertilidad que les permitió tener a la niña, Gloria Adaniya, presidenta del Centro de Promoción Familiar y Regulación Natural de la Natalidad (CEPROFARENA), recordó que "el niño tiene derecho a nacer naturalmente y dentro de una familia, tiene derecho a nacer con dignidad dentro del matrimonio, y no debe ser considerado un objeto de propiedad".
Adaniya recordó que no existe el derecho al hijo sino el derecho de los niños a "tener padres y nacer del amor humano e integrar una familia".
"La fecundación in vitro trata al ser humano como mercancía y es penoso porque realmente justifica eliminar tantas vidas, tantos hijos" al decidir cuantos embriones se fabrican, "cuántos se eliminan, cuántos se desechan, cuántos se eligen".
La doctrina católica se opone a la fecundación in vitro por dos razones primordiales: primero, porque se trata de un procedimiento contrario al orden natural de la sexualidad que atenta contra la dignidad de los esposos y del matrimonio; segundo, porque la técnica supone la eliminación de seres humanos en estado embrionario tanto fuera como dentro del vientre materno, implicando varios abortos en cada proceso.