El astronauta del Apolo 16, Charlie Duke, ha afirmado este miércoles que su experiencia vital es la "prueba científica" de que Dios existe ya que se encontró con él durante el intento de suicidio de su esposa en 1975, seis años después de pisar la Luna.
En una conferencia titulada 'La cara oculta de la Luna' incluida en el Festival Starmus, ha señalado que cuando subió a la nave "no era cristiano" ni hizo un "viaje espiritual", pero vio la "fuerza de Dios" cuando su mujer "cambió de vida hacia la alegría".
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Así, ha dicho que empezó a leer la Biblia pese a las quejas de los científicos, ha apoyado que los hombres no pueden ser "enemigos" de Dios. "Hay libertad de creencia, y he visto muchas veces a Dios desde que tengo 42 años", ha comentado.
En esa línea, ha comentado que su vida ha sido "un milagro" como cuando el cerebro "procesa" lo que ven los ojos, y no cree que haya "conflicto" entre la comunidad científica y el cristianismo. Además, ha señalado que hacen un trabajo "excelente" y les da su "apoyo", y ha incidido en que su gran "privilegio" es ser uno de los hombres que ha caminado por la Luna, en su caso además, "en compañía de Dios".
Sobre el alunizaje del Apolo 16, ha apuntado que se hizo con seis horas de retraso y en un centro muy bajo con el fin de evitar los cráteres, y ha calificado de "espeluznante" la sensación de que se ponga el Sol desde la Luna.
Duke ha señalado que la nave medía 110 metros de longitud y 10 metros de diámetro. "No era fácil el lanzamiento y se movía mucho la nave, estaba un poco nervioso y el corazón iba muy rápido", ha subrayado, al tiempo que ha descrito la Tierra como una "bola suspendida en la oscuridad del espacio".
El astronauta ha apuntado que tras alunizar fue "complicado" dormir por la excitación hasta el punto de "tomar pastillas", y ha señalado que es "agradable" caminar por la Luna, que "está cubierta de polvo fino, como harina", si bien desprende "muchísimo brillo".
Como homenaje al apoyo de su familia durante la fase de entrenamiento, dejó una foto en la Luna, y ha apuntado que otro de los momentos felices del viaje fue el amerizaje en el Pacífico. "Si no se abren los paracaídas se hubiera roto la carrocería del cohete", ha comentado.