Tras conocerse los resultados del plebiscito en el que el 55 por ciento de los habitantes de Escocia decidieron no independizarse del Reino Unido, los Obispos católicos llamaron a la sociedad y a la comunidad católica en particular a seguir participando del debate público y trabajar por una sociedad más justa y equitativa.
"La Conferencia Episcopal de Escocia reconoce y respeta el resultado del referéndum por el que el pueblo expresó su voluntad de seguir siendo parte del Reino Unido, y elogia a todos los que participaron en lo que fue un debate apasionado y a veces partidista", manifestaron los prelados a través de un comunicado difundido por el Scottish Catholic Observer.
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Las autoridades eclesiales felicitaron que la "gran mayoría de los escoceses" se haya comprometido con el referéndum y el futuro de la sociedad, y auguraron que este debate "es una esperanza para un futuro en el que todos podamos cooperar en beneficio de nuestra nación".
"Instamos a la comunidad católica a seguir participando en el debate público y la toma de decisiones y, al hacerlo, mantener el significado y la importancia del mensaje cristiano. Que Dios bendiga a Escocia", concluye el mensaje.
Antes de la votación, el Arzobispo de San Andrés y Edimburgo, Mons. Leo Cushley, había expresado que el debate por la independencia fuerte trajo "fuertes pero cordiales" debates entre las partes, y pidió que el interés por el futuro escocés continúe luego de acabada la consulta.
Por su parte, el Arzobispo de Glasgow y presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Philip Tartaglia, había animado a los católicos a participar de la votación: "que Dios nos guíe en la elección que hagamos y nos bendiga con tener la conciencia tranquila", dijo.
En el período previo al referéndum, la comunidad católica expresó su preocupación por la secularización de Escocia, un país que sigue luchando con cuestiones tales como el sectarismo.
En junio de este año, el Papa Francisco manifestó a los obispos que el tema de la independencia debía ser "manejado con cuidado".