El Papa Francisco tuvo este jueves un encuentro con los obispos nombrados durante 2014 y en su discurso les pidió amar a los fieles que Dios les ha dado "aun cuando hayan cometido 'grandes pecados'", mostrándoles la misericordia del Señor; y evitar "la tentación de sacrificar su libertad rodeándose de cortes, facciones o coros de consenso".
Ustedes, afirmó el Papa, "son el fruto del trabajo duro y la incansable oración de la Iglesia que cuando tiene que elegir a sus pastores recuerda aquella noche que el Señor pasó en el monte, en presencia de su Padre, antes de llamar a aquellos que quería que estuvieran con él y que fueran enviados al mundo".
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En ese sentido, les exhortó a nunca dar por sentado "el ministerio del que han sido investidos, no dejen de asombrarse ante el diseño de Dios ni el temor de caminar en conciencia hacia su presencia y hacia la presencia de la Iglesia que es ante todo suya".
Francisco también señaló que el crecimiento del rebaño va de la mano con la presencia estable del obispo, pues "cuando el pastor falta o no se le encuentra, están en juego el cuidado pastoral y la salvación de las almas. De hecho, en los pastores que Cristo da a la Iglesia, Él mismo ama a su Esposa y da su vida por ella".
"No necesitamos obispos felices en la superficie; hay que cavar hondo para rastrear lo que el Espíritu sigue inspirando a su Esposa. No son obispos con fecha de caducidad, que tienen que cambiar siempre de dirección, como medicamentos que pierden la capacidad de curar, o como esos alimentos insípidos que acabarán en la basura porque han perdido sabor".
"Es importante no bloquear la fuerza salvífica que fluye desde la intimidad del don que han recibido: Los defiende de la tentación de ir y venir sin un objetivo, porque 'no hay viento favorable para quien no sabe a dónde va'. Nosotros hemos aprendido dónde vamos: siempre vamos hacia Jesús".
"Que en su mirada el rebaño encuentre siempre la llama del Resucitado", exhortó a los prelados que participan en el congreso promovido por la Congregación para los Obispos y por la Congregación para las Iglesias Orientales.
"Por favor no se dejen engañar por la tentación de cambiar a la gente. Amen a las personas que Dios les ha dado, aun cuando hayan cometido 'grandes pecados', sin cansarse de 'acudir al Señor' para obtener el perdón y un nuevo comienzo, aún a costa de ver eliminadas tantas falsas imágenes suyas del rostro divino o fantasías que han alimentado de cómo despertar su comunión con Dios".
Francisco les pidió acoger "a todos, sin discriminación, ofreciendo la firmeza de la autoridad que hace crecer y la dulzura de la paternidad que genera. Y no caigan en la tentación de sacrificar su libertad rodeándose de cortes, facciones o coros de consenso, ya que en los labios del obispo, la Iglesia y el mundo tienen el derecho de encontrar siempre el Evangelio que nos hace libres".
Finalmente, los invitó a imitar la paciencia de Moisés para guiar a la gente, porque ''nada es más importante que acercar a las personas a Dios'' empezando con los jóvenes y los ancianos ''porque los primeros son nuestras alas, y los segundos nuestras raíces".
"Alas y raíces sin las cuales non sabemos quiénes somos y mucho menos hacia dónde vamos", expresó el Papa, que llamó a los obispos "centinelas, capaces de despertar sus Iglesias...hombres capaces de cultivar y de hacer madurar los campos de Dios y pastores en grado de recomponer la unidad…No pierdan energías para oponerse y enfrentarse, sino para construir y amar".