El Papa Francisco expresó este viernes su preocupación por el horror de los niños secuestrados y reclutados por las milicias alrededor del mundo para que maten a otras personas, y que de acuerdo a las Naciones Unidas afecta a unos 300.000 menores en todo el planeta.
El Papa denunció esta situación en su discurso a los obispos de la República Democrática del Congo, en visita ad limina, a quienes exhortó a profundizar la pastoral dedicada a los menores para llevarlos al encuentro con Cristo.
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''La Iglesia en la República Democrática del Congo es una iglesia joven. Pero también es una Iglesia de la juventud. Los niños y los adolescentes, en particular, necesitan la fuerza de Dios para resistir las muchas tentaciones de la vida precaria, sin poder estudiar o encontrar trabajo. Me apena su difícil situación, y sé que compartís sus penas, sus alegrías y esperanzas".
"Pienso sobre todo en el horror de esos niños y jóvenes, reclutados en las milicias y obligados a matar a sus propios compatriotas. Los animo, por lo tanto a profundizar la pastoral juvenil. Brindándoles toda la asistencia posible, especialmente a través de la creación de espacios para la formación humana, espiritual y profesional, podéis hacer que descubran su vocación más profunda que los predispone al encuentro del Señor", expresó el Papa.
En ese sentido, dijo que la manera más efectiva "para superar la violencia, la desigualdad y las divisiones étnicas es equipar a los jóvenes con una mente crítica y ofrecerles un recorrido de maduración en los valores del Evangelio", así como fortalecer la pastoral en universidades y escuelas católicas y públicas, "conjugando la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio".
Asimismo, indicó que "frente a la desintegración familiar, causada sobre todo por la guerra y la pobreza, es indispensable promover y alentar todas las iniciativas destinadas a consolidar la familia, fuente de toda fraternidad, fundamento y primer camino de la paz".
En África y Asia se ha denunciado constantemente el uso que las milicias y grupos terroristas hacen de los niños como combatientes y de las niñas como esclavas sexuales. Esto sucede en países como Nigeria, República Democrática del Congo, Yemen, Liberia, Somalia, así como Siria e Irak por parte del Estado Islámico.