El Obispo de San Isidro (Argentina), Mons. Oscar Ojea, felicitó a los maestros por su día -que en Argentina se celebra el 11de septiembre-, y los alentó a seguir llevando adelante su vocación, que es la misma de Cristo, la de dar vida a través de los conocimientos.
"Dar conocimiento es dar vida. El maestro da la propia vida. Es la vocación de Jesús. Es compartir la vocación de Jesús. Transmitir todo lo que se sabe y transmitir la experiencia de vida", afirmó el Prelado en un video difundido por la Diócesis de San Isidro.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Es prolongar la propia familia, porque el maestro, además de tener que atender su propia familia, extiende su amor, es una vocación de amor, a todos los chicos y jóvenes que se cruzan en su camino y que necesitan de su ciencia y de su persona. Es como tener una gran familia", aseguró.
Mons. Ojea también dijo que "la vocación docente es una vocación de amor. Es la entrega del tiempo. La entrega de la vida. Y esto se va acumulando a través de muchos años en un crecimiento de amor a la vocación".
Por ello, lamentó que "en nuestro país, no se reconoce del todo la vocación docente. No se la reconoce efectivamente" y afirmó, por igual, que "es verdad que nuestros institutos de capacitación docente no tienen tantos alumnos. Es como si la vocación misma se hubiera depreciado".
En ese sentido, agradeció a los maestros por su tenacidad y perseverancia, su capacidad para "contener situaciones dificilísimas en nuestros chicos y en nuestros jóvenes" y su "plasticidad para poder ver situaciones nuevas, adaptarse a situaciones nuevas".
"Hoy, el maestro, se tiene que alejar de los planteos formales para poder concentrarse en cada persona, en cada chico, en cada joven, para poder entender la problemática que traen, desde sus casas, desde sus faltas de afecto familiar, muchas veces. Desde la situación concreta de sus papás. Muchas veces al maestro le pedimos mucho. Y no puede darnos todo lo que le pedimos", reconoció.
Mons. Ojea dijo que "nosotros como Iglesia, y siguiendo el Evangelio, tenemos que hacer un esfuerzo grande por volver a poner en su lugar la dignidad y el reconocimiento al valor y a la necesidad que tenemos del maestro. Del maestro integral, del maestro que pesque la realidad de cada alumno y del maestro que deje esa huella profunda en el corazón".