En un congreso sobre la educación católica, Don Briel, fundador del programa de estudios católicos Catholic Studies, reflexionó sobre el creciente distanciamiento entre las universidades y la Iglesia.
"En el corazón de Catholic Studies está el encuentro no sólo con un conjunto de textos, sino con mentes católicas vivas que comparten esa alegría en la verdad que se haya en el corazón de la vida universitaria bien entendida", dijo Briel en la conferencia que conmemoró los veinte años del programa de estudios en la Universidad St. Thomas en Saint Paul, MN.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El congreso se realizó del 29 al 31 agosto. En su discurso de apertura, Briel reflexionó sobre la historia y el progreso de la iniciativa universitaria que actualmente cuenta con siete escuelas primarias católicas, una escuela secundaria y una universidad diocesana en Notre Dame.
Briel reflexionó sobre sus experiencias desde la década de 1950 hasta mediados de 1960.
En la escuela primaria y secundaria, dijo Briel, "las hermanas y hermanos religiosos fueron predominantes". Existía una cultura católica impregnada en la vida académica, espiritual y social de las escuelas que comenzó a disminuir al terminar sus estudios universitarios y el Vaticano II.
"En los meses finales de las deliberaciones del Concilio, estaba claro que la Iglesia se alejaba de un auto-entendimiento institucional relativamente resuelto, uno que había sido fortificado por una larga tradición profundamente intelectual y cultural para un compromiso más abierto y menos contradictorio con el mundo moderno", señaló Briel.
"Cuando me fui de Notre Dame, muchas cosas habían cambiado", recordó Briel, "no sólo el requisito de que los hombres usaran abrigo y corbata para la cena, sino también la eliminación de los hábitos religiosos, una creciente resistencia a las exigencias de la teología y de la filosofía así como un aumento de la diversidad de antecedentes y compromisos entre los profesores".
Las universidades católicas también comenzaron a distanciarse de la jerarquía de la Iglesia, una escuela de pensamiento que culminó en 1967 con la conferencia de Land O'Lakes en Wisconsin, a la que muchos educadores católicos prominentes de la época firmaron lo que era una "declaración de independencia de la jerarquía", indicó Briel.
Los firmantes del documento insistieron en la "verdadera autonomía y libertad académica frente a la autoridad de cualquier tipo, laical o clerical", mientras que al mismo tiempo insistían en que el catolicismo estuviera "perceptivamente presente y efectivamente operativo", distorsionando el rol de la Iglesia en las universidades católicas. Este pensamiento continúa dominando muchas universidades católicas en la actualidad.
Estos problemas incluyen: el énfasis en entregar diplomas a los estudiantes en vez de formarlos en la mente, la pérdida del sentido del rol de la Iglesia en la dimensión intelectual, el alejamiento de la universidad de la formación del sentido de la moralidad de los estudiantes y, en última instancia, la deshumanización de una cultura formada sin la religión.
Para contrarrestar estos problemas, el Dr. Briel fundó el primer programa de estudios católicos en la Universidad St. Thomas (Saint Paul, MN), que ahora sirve como modelo para otras universidades con este tipo de programas.
"Comenzamos con el supuesto de que Catholic Studies sería una obra de la Iglesia", dijo Briel, "no sólo intelectual, sino también apostólica por la que buscamos formar no sólo un hábito de la mente, sino también integrar la formación intelectual y espiritual en un forma orgánica".
El programa Catholic Studies en la Universidad St. Thomas formó una comunidad residencial centrada en la formación humana, espiritual e intelectual con el fin de crear una "verdadera comunidad católica de convicción".
Pero mientras Catholic Studies ha demostrado ser una tarea enriquecedora para sus estudiantes, no puede resolver por sí sola los problemas más grandes que enfrentan las universidades católicas en la actualidad. "Esta es responsabilidad del presidente y la administración de cada universidad", afirmó Briel.