Tras enviar una carta al Papa Francisco relatándole la difícil situación que atraviesan los cristianos que huyen de la violencia del Estado Islámico (ISIS) en Irak, el P. Behnam Benoka recibió una llamada del Santo Padre, que le dio su bendición y le aseguró sus oraciones.
En declaraciones a ACI Prensa el 31 de agosto, el P. Benoka recordó que "'leí tu carta', dijo el Papa. Él dijo que lamentaba mucho todo lo que estaba sucediéndonos y dijo 'debes saber que estoy contigo en oración siempre. Nunca me olvido de ti".
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El Papa Francisco le dijo que "personalmente he enviado al Cardenal (Fernando) Filoni para que vea la situación allá por mí. Dile a todos que el Papa Francisco te llamó. Nunca me olvido de ti y nunca te dejaré".
El Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, visitó Erbil, en Irak, como enviado especial del Papa Francisco del 12 al 20 de agosto.
El P. Benoka está dirigiendo actualmente una clínica improvisada en Ankawa (Irak), cerca de Erbil, que formó a raíz de la afluencia de miles de refugiados que han escapado de la violencia desencadenada por los militantes del grupo islámico ISIS en las ciudades vecinas.
Erbil, donde más de 70 mil cristianos han escapado del Estado Islámico, es la capital del Kurdistán Iraquí, una región autónoma en Irak, a poco más de 80 kilómetros del territorio tomado por ISIS.
Al recibir una llamada del Papa, dijo el sacerdote, se sintió como "cuando eres un niño y tienes un problema o una emergencia y tu mamá y papá son los primeros en venirte a la mente porque sabes que ellos te defenderán y protegerán".
"Fue así, llamar a la persona que podía ayudarte más que nadie. Pude obtener la palabra a través de él, y se sintió así, como un verdadero padre".
Cuando recibió la llamada, el 19 de agosto, que duró tres minutos, el sacerdote explicó que estaba camino al banco a depositar donaciones que había recibido para ayudar con las necesidades de la clínica.
"Estaba en un taxi dirigiéndome al banco para sacar el dinero. Estábamos a 50 grados celsius y no había aire acondicionado a las 11:10 de la mañana, cerca del punto más alto del calor", recordó, cuando recibió una llamada de un número desconocido.
"'¿Nam?', dije. Así es como nosotros contestamos. Hubo un '¿pronto?' en italiano al otro lado de la línea", explicó el P. Benoka, diciendo que la voz añadió en italiano "'soy el Padre Francisco'. '¿Quién es? ¿Quién?, pregunté. No podía oír muy bien. '¡No! Soy el Papa Francisco'".
"Quedé en shock por algunos segundos. Miré al conductor del taxi para ver si había algo como una cámara escondida. No parecía ser así. Entonces, pensé que podría ser un amigo jugándome una broma. Pero yo había escuchado antes esa voz cuando estaba en una audiencia con él. Era realmente el Papa. Era la misma voz".
Todos en la zona "están muy felices" de escuchar sobre la conversación entre el Papa y su sacerdote, dijo el P. Benoka, indicando que "ellos estaban muy golpeados y dijeron que nosotros realmente necesitábamos esto".
El Estado Islámico ha forzado a más de 1.2 millones de cristianos, yazidis y musulmanes chiítas a huir de sus casas en Irak desde junio de este año, bajo amenaza de muerte o altas multas si no se convertían.
La ciudad de Qaraqosh (Irak) cayó bajo las fuerzas del Estado Islámico en julio. El pueblo era uno de los que tenía mayor número de cristianos en el país y está ubicada a poco más de 30 kilómetros al sureste de Mosul, que ISIS capturó en junio.
Tras la caída de Qaraqosh, decenas de miles de refugiados llegaron a Erbil y Ankawa durante la noche, explicó el P. Benoka, indicando que ahora mismo la situación es muy difícil y muchos se han perdido o han sido tomados como rehenes y no se sabe si se encuentran bien.
"Hay numerosos rehenes sobre los que no sabemos mucho ahora mismo. Jovencitas, mujeres, niños, hombres. Ellos podrían estar en Qaraqosh. No sabemos dónde están. La mayoría son siro-católicos", señaló.
La clínica que dirige el P. Benoka, conocida como "tienda de emergencia", es "la instalación médica más usada en todo Ankawa", dijo el sacerdote, revelando cómo actualmente ellos asisten a un promedio de 500 personas al día, tanto con médicos locales que dan su tiempo voluntariamente, así como aquellos que han llegado como refugiados y están trabajando como voluntarios.
El P. Benoka reveló que al menos una persona muere al día en la clínica, mayormente ancianos, y que muchos están sufriendo debido a la sobre-exposición al intenso calor y a las largas horas que pasaron bajo el sol mientras huían.
Explicó que debido a las difíciles condiciones en las que viven, las personas sufren tanto agitación mental como histeria debido al trauma por el que han pasado. Además una mujer intentó suicidarse y ha aparecido un caso de lepra.
El financiamiento de la clínica actualmente se realiza a través de individuos específicos en España, Suecia e Irak. Sin embargo ninguna otra organización grande ha ofrecido su asistencia.
"¡Te puedes imaginar que ahora no vamos a regresar a nuestras casas!", lamentó el sacerdote. "Hay ejércitos en nuestras calles. ¿Qué es lo que va a quedar? ¿Qué habrán hecho?".
"Incluso si se van o son expulsados, ¿habrán envenenado el agua? ¿habrán colocado minas en nuestras casas? Si hay una liberación de ISIS, ¿quién garantiza que no regresarán? Tenemos que empezar nuestras vidas otra vez desde cero".
"Mucha gente se quiere ir", pero "no tienen dinero o pasaportes", dijo el sacerdote.
Explicando cuántos "están absolutamente aplastados por esta situación", el P. Benoka dijo que "la mayoría de necesitados son aquellos que necesitan de inmigración. Aquellos que no pueden salir. Ellos no saben qué les sucederá".
"Quien diga que la gente quiere quedarse aquí es un mentiroso. Nos queremos ir, para vivir en paz".
A continuación el texto completo de la carta del P. Benoka al Papa Francisco, que fue publicada en su página de Facebook en árabe e italiano.
Al Santo Padre, nuestro pastor misericordioso. Mi nombre es Behnam Benoka, sacerdote de Bartella, una pequeña ciudad cristiana cerca de Mosul. Vicerrector del seminario católico de Ankawa. Hoy estoy en una tienda de campaña que fundé con algunos miembros del personal médico y voluntarios, para dar un alivio médico a nuestros hermanos refugiados de la persecución.
Su Santidad, la situación de su rebaño es miserable, muriendo y hambrientos, sus pequeños tenemos miedo de que no podamos continuar. Nosotros, sacerdotes y religiosos, somos pocos y tememos no poder cumplir con las necesidades físicas y mentales de nuestros niños.
Quisiera agradecerle mucho, de hecho, mucho porque usted siempre nos lleva en su corazón, poniéndonos ahí en el altar donde la Misa es celebrada para que Dios borre nuestros pecados y tenga misericordia de nosotros, y quizás aleje de nosotros esto.
Le escribo con mis lágrimas, porque aquí estamos en un valle de oscuridad en medio de una gran manada de feroces lobos.
Su Santidad, temo perder a sus pequeños, especialmente los infantes, que diariamente luchan y se debilitan más. Temo que la muerte secuestrará a algunos. Envíenos sus bendiciones para tener la fuerza para seguir y quizás aún resistir.
Lo ama,
Behnam Benoka