El hasta hoy Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Antonio Cañizares Llovera, presidió el pasado 27 de agosto la solemne Misa en la Fiesta de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús en la Capilla del Convento de la Encarnación de las Carmelitas Descalzas de Ávila.
Concelebraron con el Prefecto, el Obispo diocesano Mons. Jesús García Burillo, el Obispo de Segovia, Mons. Ángel Rubio Castro, el Obispo de Salamanca, Mons. Carlos López, así como Mons. Alberto José González Chávez de la Congregación para los Obispos, los capellanes de los Monasterios de La Encarnación y de San José y varios otros sacerdotes carmelitas y diocesanos.
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En su homilía, el Cardenal Cañizares señaló que desde el mundo llega un grito de deseo de ser evangelizados. "Ella, Santa Teresa evangelizó sin mediocridad", afirmó y pidió que se rece para que surjan vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al matrimonio para constituir familias que descubran la belleza del matrimonio.
El hasta entonces Prefecto del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos explicó que ser cristiano es identificarse con los sentimientos del Señor, buscando una vivencia radical de su Evangelio y precisó que "no se puede participar de la Vida de Jesús sin la Iglesia. No podemos vivir la Fe sin una comunión plena y total con la Iglesia", y recordó el ejemplo de la Santa de Ávila ya que según dijo "eje de la vida de Teresa de Jesús fue la Iglesia. Y amó a la Iglesia. Vivió en tiempos recios, como son recios nuestros tiempos", pero a pesar de todo no se apartó de la Iglesia.
Además el Cardenal afirmó que como en los tiempos de Santa Teresa ahora "precisamos de una gran reforma. Santa Teresa fue una gran reformadora y ella debe ser un faro para nosotros en los actuales momentos".
Y pidió al pueblo español, de quien es patrona Santa Teresa que "se revuelva, se mueva, se ponga en marcha para ser una Iglesia misionera. Necesitamos volver a Santa Teresa hoy más que nunca".
El nuevo Arzobispo de Valencia afirmó en la homilía que "faltando el sentido de Dios se pierde el sentido del hombre. Sin Dios no hay paz, ni convivencia, ni reconocimiento de la dignidad del hombre. Sin Dios no hay convivencia. Necesitamos seguir los pasos de Santa Teresa para descubrir al Jesús de Teresa. Seguir sus pasos, lleva a vivir con radicalidad el espíritu de Cristo".