El Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) ha enviado una carta firmada por los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el continente, miembros del CCEE, al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En la carta, los Obispos piden que la comunidad internacional tome urgentemente "las decisiones que pongan fin a los atroces actos contra los cristianos y otras minorías religiosas en Irak".
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Se entregará copia de esta carta a los diversos gobiernos europeos y a las autoridades de la Unión Europea, pidiéndoles que se unan a esta apelación.
Los Obispos europeos esperan con esta iniciativa que también otras sedes institucionales, culturales y religiosas se unan a esta condena de cuanto está sucediendo acerca de la violación del derecho a la vida, a la seguridad y a la libertad religiosa.
"La situación de los cristianos y de las otras minorías religiosas en Irak es totalmente inaceptable. La urgencia de defender y tutelar los derechos humanos de este pueblo y la supervivencia de sus comunidades es evidente. La comunidad internacional está llamada a poner fin a esta tragedia con todos los medios legítimos posibles", aseguran los Obispos europeos en la carta.
Y precisan que "como Obispos europeos, expresamos también los sentimientos de nuestros fieles pidiendo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tome las decisiones que pongan fin a estos actos atroces cuando miles de personas han sido asesinadas o están muriendo, o se les obliga a abandonar sus propias casas a causa de su pertenencia religiosa".
Por eso han recordado en la carta que tanto "el Secretario General de las Naciones Unidas y gran parte de la opinión pública mundial ya han expresado su rechazo a cuanto está sucediendo en Irak septentrional" y han hecho un llamamiento "urgente emprender medidas humanitarias concretas para responder a la situación desesperada de niños, mujeres, ancianos y de tantas personas que han perdido todo para huir de la muerte y que ahora corren el riesgo de morir de hambre y sed".
En la carta a la que se han adherido todos los presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa han manifestado: "Deseamos que también en este caso la comunidad internacional esté en grado de responder con una rápida asistencia a la multitud de refugiados y garantice su seguridad en el retorno a sus ciudades y hogares".
Porque según han precisado "la tragedia que está sucediendo en el norte de Irak, no solo pone en peligro la convivencia multicultural que es parte integrante de nuestro mundo globalizado, sino que constituye también un riesgo para los cristianos en una región en la que habitan desde los arbores de la cristiandad, y cuya presencia es apreciada y necesaria para la paz a nivel regional y mundial".
En el comunicado muestran también su unión a las peticiones que el Papa Francisco ha hecho en los últimos días en los que "ha pedido incesantemente a la comunidad internacional que se movilice para llevar una ayuda concreta a las personas en peligro, y hacer todo lo posible para parar este ciclo infernal de violencia".
"La Iglesia católica en Europa está cerca de todos aquellos que han sido obligados a huir de sus propias casas o están viviendo momentos de miedo y terror", precisa y "se compromete, concretamente, a cumplir gestos de solidaridad con ellos a través de iniciativas ya en curso. Sin embargo, en ausencia de un compromiso decidido por parte de la comunidad internacional y de la autoridad de Irak, estos esfuerzos no podrán resolver el problema", afirma.
Por eso los Obispos de Europa, representados en esta carta, han manifestado su deseo de que "el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuya finalidad es garantizar la paz y la seguridad a nivel internacional y promover los derechos humanos, pueda demostrar su determinación en alcanzar este objetivo" y han pedido "actuar con la urgencia necesaria en favor de estas y todas las demás víctimas de la guerra y de la violencia que están sufriendo y esperan la solidaridad del mundo".