Siete mujeres coreanas mayores de 80 años, que durante la Segunda Guerra Mundial fueron obligadas por el ejército japonés a prostituirse, tuvieron la oportunidad de acercarse e intercambiar unas breves palabras con el Papa Francisco durante la Misa por la paz y reconciliación en la Catedral de Myeong-dong.
El hecho tuvo lugar este lunes durante la última actividad del Santo Padre en Corea del Sur, a donde llegó para beatificar a 124 mártires y participar en la VI Jornada de la Juventud Asiática.
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Emotivo saludo del papa Francisco a una anciana que fue "esclava sexual" http://t.co/ZMn6yZbLpS pic.twitter.com/dqXPGXPF0T
- Globovisión (@globovision) agosto 18, 2014
Una de estas mujeres pudo conversar brevemente con el Santo Padre y le obsequió un pin con forma de mariposa que el Papa usó durante toda la Misa. El pequeño objeto simboliza la lucha de estas mujeres por lograr justicia.
Estas mujeres son parte de las cerca de 200.000 niñas y adolescentes –más de la mitad coreanas-, que fueron reclutadas forzosamente por el imperio japonés para servir como "mujeres de confort" a sus soldados. Japón dominó la península coreana desde 1910 hasta 1945, cuando perdió la Segunda Guerra Mundial.
Quiero que me ayude a conjurar el dolor
Una de estas víctimas es Lee Yong-soo, una devota católica que recuerda con dolor los momentos sufridos a manos de los soldados japoneses cuando tenía 15 años. "Si tenemos la oportunidad de hablar con él, quiero acercarme llorando y pedirle que nos ayude a conjurar nuestro dolor", dijo en una entrevista telefónica difundida previamente por AP. "Quiero pedirle que nos ayude a poner fin a este problema de manera pacífica", expresó.
Por su parte, Kang Il-chul, de 87 años, recordó que "los coreanos, varones y mujeres, fueron arrebatados por los militares japoneses".
En ese sentido, durante la entrevista difundida antes de la Misa, dijo que "aunque esté en mi lecho de muerte, estaré feliz sabiendo que me encontraré con este gran hombre".
Durante años las autoridades japonesas negaron estos abusos, hasta que debido a la contundencia de las pruebas tuvo que reconocerlo y excusarse en 1993. Sin embargo, para Seúl estas disculpas no fueron sinceras y reclama indemnizaciones para las víctimas. Actualmente hay unas 54 mujeres sobrevivientes mayores de 80 años.