En medio del creciente conflicto en Medio Oriente por grupos armados fundamentalistas, familias cristianas y musulmanas se han visto obligadas a abandonar sus casas para buscar refugio.
A pesar del conflicto, cada vez más creciente que se vive en Irak, la Iglesia Católica abre sus escuelas, jardines de infancia y salas parroquiales para cristianos y musulmanes, tal como comenta el Arzobispo de Mosul, Mons. Amel Nona.
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"Acogemos a todos, ya sean cristianos o musulmanes. Así nos lo enseña nuestra fe: ayudar a todos, independientemente de su religión. Dios ama a todos; por eso debemos ayudarles a todos".
Un claro ejemplo se da en Alkosh, un pueblo cristiano situado a 20 kilómetros de Mosul, en donde se ha acogido a 500 familias cristianas y 150 musulmanas. Mientras que en Tikef se han establecido 700 familias de refugiados.
"Hemos dejado todo en Mosul. Solo pudimos traer lo que llevábamos en el cuerpo, documentos y unas pocas bolsas; esto es todo lo que nos ha quedado. No sé si podremos volver algún día. Tampoco sé qué nos deparará el futuro", dice Habib, un católico caldeo.
En esta realidad, el Arzobispo Nona también se ha convertido en un refugiado más, después de huir de Mosul tras la conquista de esta ciudad por parte del ejército fundamentalista del Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIL).
Junto a él escaparon unos 5 mil cristianos y cientos de miles de musulmanes. La mayoría ha encontrado refugio en las regiones autónomas kurdas. Se calcula que unas tres cuartas partes de los 10 mil fieles de la diócesis han huido. "No sé si podrán volver a Mosul", menciona Nona.
"En Oriente Próximo no hay lugar para nosotros, los cristianos", comenta una madre de cuatro hijos. "¿Adónde podrán ir? Nada nos ata ya a Irak. Primero la guerra de 2003; después los desórdenes, cuando los cristianos nos convertimos en el blanco de fanáticos. Y ahora esto: queremos irnos cuanto antes a Occidente".
Aún así ella es realista: «sé por familiares que no es fácil comenzar allí una nueva vida; pero al menos es seguro. No quiero que mis hijos crezcan con miedo».
Los Obispos saben cómo piensan sus fieles y es por eso que en el Sínodo que culminó la semana pasada buscaron respuestas a la crisis que se ha producido ante el avance de ISIL.
"No es solo la crisis actual de refugiados -dice el Arzobispo de Mosul-. El problema es que, con el avance de ISIL y las tensiones entre sunitas y chiítas, los cristianos se sienten inseguros. Han perdido la fe en un futuro aquí".
Tal como nos cuenta la historia, el éxodo de los cristianos iraquíes se remonta al Apóstol Santo Tomás. Pero se calcula que sólo en diez años, desde la caída de Saddam Husseim, la cristiandad iraquí ha perdido cerca de dos tercios de sus 1, 2 millones de fieles, que han huido a otros lugares de la región y a países occidentales.
Actualmente los Obispos centran sus esperanzas en Kurdistán, una zona autónoma al norte de Irak, que se ha convertido desde hace unos años en refugio para cristianos de Mosul y Bagdad y en el que se piensa que se podría encontrar una nueva patria.