Los extremistas musulmanes del llamado Estado Islámico de Irak y del Levante (Siria - ISIS), que desde el pasado 9 de junio controlan Mosul y han proclamado el "califato islámico", han ordenado a los funcionarios públicos suspender cualquier disposición de ayuda alimentaria o de suministro de gas a los shiítas, a los kurdos y a los pocos cristianos que quedan en esa ciudad.
Lo confirman a la agencia vaticana Fides fuentes cristianas en Mosul, tras la publicación de la noticia por el sitio web árabe www.ankawa.com. Según informes del funcionario local Fadel Younis, los representantes del califato islámico han anunciado que cualquier infracción de la prohibición será sancionada de acuerdo con las normas prescritas por la ley sharia, la ley religiosa musulmana aplicada al ámbito civil.
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En la ciudad del norte de Irak –confirman fuentes de Fides del Patriarcado Caldeo– las casas abandonadas de los bautizados son "marcadas" con la primera letra de la palabra árabe Nazarat (Cristiano) y en ellas se establecen ocupantes sunitas partidarios del califato.
Mientras tanto en Bagdad, después de un mes de estancamiento, los parlamentarios han elegido como Presidente del Parlamento al sunita Salim al-Jubouri.
De esta forma, la clase política iraquí intenta volver a iniciar el proceso para la formación de un nuevo gobierno, mientras que una tercera parte del país permanece bajo el control de las milicias islamistas de ISIL.
En las últimas horas el ejército ha lanzado una ofensiva para recuperar el control de la ciudad de Tikrit, la ciudad natal de Sadddam Hussein, en gran parte ocupada por ISIL en las últimas semanas.