El Servicio Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) publicó un artículo en el que explica cómo los católicos pueden detectar a un falso sacerdote así como una serie de medidas preventivas para no ser engañados por sujetos que dicen serlo cuando en realidad no lo son.
El SIAME señala que "lo primero que debemos tener en cuenta es que, como todos los estafadores, la mayoría de los falsos sacerdotes suelen ser simpáticos, convincentes y hábiles; aparentan ser buenas personas con la finalidad de cumplir su cometido: obtener dinero de forma fácil, valiéndose de la buena fe de la gente".
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Por lo general, prosiguen, "ofrecen sus servicios mediante referencias o tarjetas de presentación que ellos mismos distribuyen en gran cantidad, manifestando una gran disponibilidad y ofreciendo todas las facilidades posibles".
Los falsos sacerdotes suelen acercarse a personas "a las que en su parroquia les fue negado un servicio religioso, por existir alguna irregularidad o por no querer cumplir con los requisitos que se les piden para la celebración de un sacramento, o a quienes quieren hacerlo fuera de los lineamientos establecidos por la Iglesia, como realizar un casamiento en la playa o en un salón de fiestas", algo que de acuerdo a las leyes eclesiásticas está prohibido.
SIAME recuerda que "los sacerdotes católicos tienen prohibido casar, bautizar y en general, oficiar misas fuera de la parroquia o en un templo público reconocido, salvo cuando se trata de una Misa de cuerpo presente en la capilla de un velatorio público o de la Misa de una comunidad más grande en ocasiones significativas como la festividad de la Virgen de Guadalupe: en fábricas, vecindades o vecinos de toda una calle".
Tras alertar que los falsos sacerdotes suelen pedir donativos para obras solidarias, el artículo afirma que "los falsos sacerdotes encuentran una mina de oro en aquellas personas que desean casarse por segunda, tercera o cuarta vez, sin haber recibido la declaración de nulidad de sacramento de su primer Matrimonio, o que buscan tener la celebración de algún sacramento en la playa, yate, jardín, salón de fiestas, etc.".
El artículo explica asimismo que muchos falsos sacerdotes son "personas que estudiaron para servir a la Iglesia a través del ministerio sacerdotal, pero que por razones diversas fueron expulsadas del Seminario. Otros fueron sacristanes en algún momento de su vida y otros más simplemente vieron la oportunidad de obtener dinero fácil a costa de la buena fe de las personas. Todos ellos conocen las partes de las celebraciones litúrgicas e incluso llegan a engañar a los verdaderos sacerdotes".
Para no ser engañados por estos falsos sacerdotes, SIAME sugiere cinco medidas concretas:
1. Acudir a nuestra parroquia para que nos orienten sobre los requisitos necesarios para la celebración de los sacramentos.
2. En caso de la pérdida de un familiar, acudir a la parroquia más cercana al velatorio o a nuestra propia parroquia para solicitar los servicios correspondientes. En algunos casos los responsables de los velatorios están en complicidad con los falsos sacerdotes, pues suelen darles una comisión.
3. Nunca aceptar a los sacerdotes que se dan a conocer con tarjetas de presentación o que ofrecen servicios a domicilio o por medio de "paquetes completos".
4. Exigir al sacerdote la credencial expedida por la diócesis correspondiente. En el caso de la Arquidiócesis de México, se puede consultar el directorio de sacerdotes en la página: www.arquidiocesismexico.org.mx
5. Recordar que si no es posible encontrar un sacerdote católico más vale no tener la celebración en ese momento, porque las misas o sacramentos que los falsos sacerdotes celebran son una burla a la fe de los fieles, ya que no tienen ninguna validez.