La Congregación para el Clero del Vaticano reconoció jurídicamente a la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), que hoy cuenta con 250 exorcistas en treinta países de todo el mundo.
Según informó el diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, la Congregación para el Clero aprobó este reconocimiento por decreto el pasado 13 de junio, a partir del canon 322 párrafo 1 del Código de Derecho Canónico, que confiere a la AIE personalidad jurídica privada internacional de fieles.
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La idea de reunir en asociación a los exorcistas fue del Padre Gabriele Amorth, famoso exorcista de la diócesis de Roma (Italia), quien, desde los años '80s ha advertido del gran número de testimonios sobre peligros y amenazas del diablo, debido a prácticas ocultas entre los fieles.
La Asociación Italiana de Exorcistas, la primera de esta categoría, nació el 4 de septiembre de 1991, con el objetivo de permitir intercambiar reflexiones y experiencias para ofrecer ayuda concreta y eficaz a los fieles afectados por estos problemas.
En 1993 el exorcista francés René Chenessau y el teólogo René Laurentin, celebraron un convenio internacional sobre exorcismo que tendría continuidad en los años posteriores, donde el P. Amorth sería elegido presidente de la AIE, y donde se daría origen al primer borrador del estatuto de dicha asociación.
El P. Amorth fue sustituido en 2000 por el P. Giancarlo Gramolazzo, en 2010 la responsabilidad cayó en el sacerdote capuchino Cipriano De Meo, sucediéndole en 2012 el sacerdote Francesco Bamonte, exorcista de la Diócesis de Roma, perteneciente a los Siervos del Corazón Inmaculado de María.
El P. Bamonte, actual presidente de la AIE, aseguró que "la aprobación de la AIE por parte de la Santa Sede es motivo de la alegría no solo para nosotros como asociación, sino para toda la Iglesia".
El P. Bamonte espera que con este nuevo paso "otros sacerdotes se den cuenta de esta dramática realidad, a menudo ignorada y infravalorada". También el exorcismo "es una forma de caridad para beneficio de personas que sufren, y esto entra, sin duda, entre las obras de misericordia corporal y espiritual".
"Dios llama a muchos de nosotros a este precioso ministerio del exorcismo y de la liberación… con el compromiso precioso de acompañar con humildad, fe y caridad a estas personas necesitadas de una atención espiritual y pastoral específica, y para apoyarlos y sostenerlos en el camino de la liberación y reavivar su esperanza", concluyó.