El Arzobispo de Toronto (Canadá), Cardenal Thomas Collins, reiteró que la enseñanza de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio no puede cambiar, e indicó que los divorciados en nueva unión no pueden recibir la Santa Comunión porque tomaron una decisión consciente de desconectarse de un mandamiento de Jesús.
Entrevistado por el blog Word on Fire, en el marco de la preparación para el Sínodo de la Familia 2014 que se celebrará del 5 al 19 de octubre en el Vaticano, el Cardenal Thomas Collins señaló que "los católicos en esa trágica situación pueden estar involucrados de muchas maneras en la vida de la comunidad, pero no pueden recibir los sacramentos, tales como la Santa Comunión".
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Esto, indicó, se debe a que "sea cual sea su disposición personal o las razones para su situación, conocidas quizás solo por Dios, están continuando en una forma de vida que está objetivamente contra el claro mandamiento de Jesús".
"La Iglesia Católica simplemente enseña lo que Jesús enseña", dijo el Arzobispo canadiense, indicando que "el matrimonio es un pacto indisoluble entre un hombre y una mujer, fieles en el amor y abiertos al don de la vida".
El motivo por el que los divorciados en nueva unión no pueden recibir la Comunión, explicó, "no es que hayan cometido un pecado; la misericordia de Dios es abundantemente otorgada a todos los pecadores. Asesinato, adulterio y otros pecados, no importa cuán serios, son perdonados por Jesús, especialmente a través del Sacramento de la Reconciliación, y el pecador perdonado recibe la comunión".
"El problema en el tema del divorcio y segundas nupcias es uno de una decisión consciente (por cualquiera que sea la razón) de persistir en una situación continua de desconexión del mandamiento de Jesús".
El Arzobispo de Toronto recordó que la ley de Moisés permitía el divorcio, por lo que "la enseñanza de Jesús de que el divorcio y las nuevas nupcias no están permitidos fue revolucionaria".
"Fue incluso una indicación de su afirmación de divinidad, porque solo Dios tiene la autoridad de revocar la ley de Moisés", dijo.
El Cardenal Collins también señaló que la especulación sobre que la Iglesia podría cambiar sus enseñanzas "está basada en algún grado sobre la idea de que la doctrina cristiana es como la política de gobierno: cuando las circunstancias cambian, o cuando más gente apoya esta alternativa más que esa, entonces la política cambia".
"Sin embargo, la enseñanza cristiana está basada sobre la ley natural y está escrita en nuestras propias naturalezas por Dios, y especialmente sobre la palabra revelada de Dios".
El Arzobispo subrayó que "no le damos forma a la voluntad de Dios de acuerdo a lo que actualmente se ve como mejor para nosotros".
"Tristemente, los matrimonios a veces caen, y el Sínodo puede tratar de encontrar formas más efectivas de cuidar a las personas en esas dolorosas situaciones. Si una pareja se separa, a pesar de todo esfuerzo para curar el matrimonio, y están legalmente divorciados, cada uno está llamado a continuar en una vida fiel de discipulado cristiano", señaló.
El Cardenal señaló que si bien "no se pueden casar de nuevo, pues ya están casados" existen casos de que "muchos cristianos divorciados llevaron una vida de ejemplar santidad, reconociendo esta realidad".
"Ellos son una inspiración para todos nosotros", dijo, y expresó su esperanza en que "el Sínodo ofrezca aliento a aquellos que están divorciados y fielmente viven una vida cristiana".