El Papa Francisco recibió esta mañana a 25 jóvenes astrónomos que participan en el curso de verano de la Escuela del Observatorio Vaticano, donde abogó para que "todos los pueblos tengan acceso a la investigación y la formación científica" y recordó que el "admirable progreso científico" se debe al "enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana".
En su discurso, el Santo Padre destacó que este curso –realizado bajo el tema "Galaxias, cercanas y lejanas, jóvenes y viejas"- ha servido también para que los jóvenes provenientes de 23 países compartan sus "tradiciones culturales y religiosas, dando un hermoso testimonio del diálogo y la convivencia en armonía".
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"Han dado vida a colaboraciones científicas y lazos duraderos de amistad. Al mirar sus rostros, me parece ver un mosaico que comprende pueblos de cada parte del mundo. Es justo que todos los pueblos tengan acceso a la investigación y la formación científica. El deseo que todas las personas puedan disfrutar de los beneficios de la ciencia es un desafío que nos compromete a todos, especialmente a los científicos".
"La Escuela de Astrofísica del Observatorio Vaticano –indicó el Papa-, se convierte así en un lugar donde los jóvenes del mundo dialogan, colaboran y se ayudan unos a otros en la búsqueda de la verdad que se realiza en este caso en el estudio de las galaxias. Esta iniciativa simple y concreta muestra cómo las ciencias pueden ser una herramienta adecuada y efectiva para promover la paz y la justicia".
En ese sentido, afirmó que por ello "la Iglesia está comprometida en el diálogo con las ciencias a partir de la luz ofrecida por la fe, porque está convencida de que la fe puede ensanchar las perspectivas de la razón, enriqueciéndola. En este diálogo con las ciencias, la Iglesia se alegra del admirable progreso científico reconociendo el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana, como una madre se alegra y se siente justamente orgullosa cuando sus hijos crecen 'en sabiduría, estatura y gracia'".
Por ello, animó a los jóvenes a "compartir los conocimientos adquiridos sobre el universo con la gente de sus respectivos países. Sólo una parte muy pequeña de la población mundial tiene acceso a tales conocimientos, que abren el corazón y la mente a los grandes interrogativos que la humanidad desde siempre se plantea: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué sentido tiene este universo de cien mil millones de galaxias?"
"La búsqueda de respuestas a estas preguntas nos prepara al encuentro con el Creador, Padre bueno, porque 'en él vivimos, nos movemos y existimos'. Dios omnipotente y misericordioso, que 'cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre' los colme de su paz y los bendiga", culminó el Papa.
El Observatorio Astronómico o Telescopio Vaticano, es un instituto de investigación científica que depende directamente de la Santa Sede, teniendo como órgano superior de referencia la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Este instituto puede ser considerado uno de los observatorios astronómicos más antiguos del mundo.
Su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, cuando en 1578, el Papa Gregorio XIII hizo erigir en el Vaticano la Torre de los Vientos y encargó a los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano que preparasen la reforma del calendario promulgada después en 1582. Desde entonces, la Santa Sede no ha cesado nunca de manifestar el propio interés y apoyo a la investigación astronómica.