Wojciech Jaruzelski el comandante militar comunista y presidente de Polonia durante la Guerra Fría, conocido por su ateísmo militante, murió a fines de mayo tras recibir los sacramentos en el seno de la Iglesia.
"Qué cosa más extraña pero hermosa es que el líder del gobierno que estuvo en guerra con la Iglesia finalmente se reconcilie con ella", dijo a ACI el padre Raymond Gawronski, sacerdote jesuita estadounidense de origen polaco.
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Jaruzelski, que por muchos años se declaró ateo, murió el 25 de mayo luego de sufrir un accidente cerebrovascular. El Obispo del Ordinariato Militar Polaco, Mons. Jozef Guzdek, celebró la Misa de Exequias el pasado 30 de mayo en Varsovia. Un sacerdote de la catedral del Ordinariato informó que dos semanas antes de su muerte Jaruzelski había pedido la extremaunción.
Jaruzelski se unió formalmente al partido comunista de Polonia en 1948, y veinte años después fue el Secretario de Defensa de Polonia. En 1981, Jaruzelski tomó el poder de Polonia y luego declaró la ley marcial para suprimir la 'Solidaridad', federación sindical polaca inspirada en la doctrina social de la Iglesia Católica. Decenas de miles fueron arrestados y un centenar de personas fueron asesinadas durante la represión; la imposición de la ley marcial de Jaruzelski duró hasta 1983.
Cuando en 1989 finalmente se realizaron las elecciones "semi-libres", Jaruzelski ganó la presidencia pero renunció a los pocos meses lo que llevo a la elección de Lech Walesa, co-fundador de Solidaridad, a la presidencia.
Jaruzelski nunca se disculpó públicamente por la imposición de la ley marcial y otros abusos realizados durante la Guerra Fría. La solicitud de la extremaunción vino en poco menos de dos semanas antes de su muerte.
Al funeral asistió Walesa Lech, que cruzó el pasillo para dar el saludo de paz a la familia de su adversario. Su presencia "fue algo sumamente significativo, por que estos hombres eran enemigos", comentó el padre Gawronski.
El Padre Gawronski hizo un paralelo de la historia de Jaruzelski con la de Santa Faustina Kowalska, a quien se le reveló la devoción de la Divina Misericordia a inicios del siglo XX. El sacerdote afirmó que Santa Faustina es la "gran heroína" de otro santo polaco, el Papa Juan Pablo II, por su "mensaje de misericordia y reconciliación".
Luego de la Misa, las cenizas de Jaruzelski fueron llevadas al cementerio militar de Polonia, en donde se le rindieron honores pese a que el número de asistentes fue menor y a que el entierro no estuvo exento de algunas protestas.
"Aun existen personas en Polonia que sufrieron enormemente bajo la ley marcial", señaló el sacerdote. Asimismo señaló que muchos pensaron que "la confesión es una cosa, pero ¿dónde está la penitencia requerida? No hubo remordimiento público por lo que hizo en el país, como líder militar de Polonia por años".
El Padre Mozdyniewicz informó que "no asistió ningún sacerdote al entierro, pues, el compromiso consistía en celebrar la Misa para quien se declaraba a si mismo ateo, pero que se reconcilió con el Señor mediante el sacramento de la Confesión".
El sacerdote explicó que cuando Jaruzelski pidió reconciliarse con la Iglesia, fue algo "sorprendente", pues "él no había dado señal alguna de que iba a hacer eso". Por lo tanto, "esto es maravilloso, Hay más alegría por un pecador arrepentido que por el resto".