A dos meses del viaje del Papa Francisco para asistir a la Jornada de la Juventud Asiática en Corea del Sur, un artículo del vaticanista Sandro Magister explica el ambiente que encontrará el Santo Padre en su primera visita a este país, donde la Iglesia goza de un gran prestigio y la población llama al catolicismo "la religión de la Mamá".
Para ello, el vaticanista recurre al texto del P. Piero Gheddo, decano de la Pontificia Misiones Extranjeras de Milán, quien aborda el fenómeno de conversiones ocurridas en Corea del Sur –donde hay 5.300.000 católicos sobre 50 millones de habitantes-, en comparación a Japón, donde los católicos son solo 440 mil personas sobre 280 millones de habitantes.
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"¿Por qué los japoneses se convierten poco? Esencialmente por un motivo religioso-cultural", afirmó el sacerdote, pues las religiones en Japón –sintoísmo, confucianismo y budismo-, enseñan cada una, según sus características, "que el hombre es uno de los tantos elementos de la naturaleza, en la que se manifiesta el Dios desconocido", dan una visión estática de la sociedad -con el respeto y la obediencia a los superiores "para mantener la armonía"-, y hacen "que el individuo esté dispuesto a todo y sea extremadamente paciente".
"El japonés es hijo de estas religiones: óptimo trabajador, sobrio y obediente a las directivas. En una sociedad en la que todo debe funcionar como una máquina, el japonés es el sujeto ideal, porque se mueve en grupo", indicó.
Así, tras conocer el testimonio de diferentes misioneros, el P. Gheddo señaló que un japonés puede convertirse al catolicismo si es consciente y libre, pero no lo hará si no es libre porque es miembro de un grupo. "El japonés está habituado a obedecer y a hacer como hacen todos. El grupo domina", le explicó el P. Giampiero Bruni, en Japón desde el año 1973.
El caso de Corea del Sur
"Radicalmente distinta es Corea del Sur, que en el último medio siglo ha registrado un crecimiento récord de cristianos (…) Cada año se celebran 130-140 mil bautismos", señaló el P. Gheddo.
"Nuestra Iglesia ha sido descubierta sólo con la visita triunfal de Juan Pablo II en mayo de 1984. Ahora en Occidente muchos se asombran por el hecho que hay tantas conversiones y vocaciones. Es que este fenómeno perdura desde los años '60 y luego de la visita del Papa ha asumido dimensiones excepcionales. Su visita sirvió más que todas nuestras prédicas para anunciar a Cristo a los no cristianos y para fortificar la fe en nuestros bautizados", reveló.
Asimismo, señaló que otra característica de la Iglesia local es ser considerada femenina "a partir del nombre: el catolicismo es llamado 'la religión de la Mamá', porque frente a no pocas iglesias hay una estatua de María con los brazos abiertos que invita a entrar a quienes pasan por allí, y también porque en el año 2011 los fieles varones eran 2.193.464, el 41,5% del total, y las mujeres 3.095.332, es decir, el 58,5%".
Sobre las conversiones, el sacerdote explicó que hay un motivo histórico que las explica. Tras medio siglo de ocupación japonesa y tres años de guerra con Corea del Norte, el país quedó devastado, "en una miseria espantosa" –tal como reveló el sacerdote salesiano Giovanni Trisolini, que llegó al país en 1959-; así, la principal labor de los misioneros era dar de comer a la gente, mientras los gobiernos de Corea del Sur, con el país ocupado EEUU, se dedicaba a fundar escuelas "con un sistema educativo moderno, para hacer salir a las nuevas generaciones de la enseñanza tradicional, la cual transmitía una visión del hombre de naturaleza confuciana, heredada de China y poco adecuada para formar jóvenes en un país moderno".
"Este cambio radical de la instrucción puso en marcha en poco tiempo el desarrollo económico y contribuyó a preparar el camino hacia la democracia, a los derechos del hombre y de la mujer y al cristianismo", indicó el P. Gheddo.
En ese sentido, el sacerdote señaló que en comparación al confucianismo y budismo, el cristianismo "ejerce un fuerte poder de atracción" porque enseña que todos los seres humanos –hombres y mujeres-, tienen la misma dignidad al ser creados por Dios, mientras que para el confucianismo "la mujer no tiene la misma dignidad y los mismos derechos del hombre".
Asimismo, católicos y protestantes promovieron la transición pacífica de la dictadura a la democracia, mientras las religiones orientales imponían "la obediencia a la autoridad constituida".
Además, mientras "el cristianismo es la religión del Libro y de un Dios personal", el chamanismo, budismo y confucianismo "no son ni siquiera religiones, sino sistemas de sabiduría humana y de vida", sin una organización y dirección a nivel nacional que represente a sus fieles.
Otra diferencia es la educación integral que ofrecen las escuelas cristianas, inspirada en el Evangelio y que "se demuestra como la más eficaz para formar personas adultas y maduras".
Por último, en Corea del Sur -un país evolucionado y rico- las antiguas religiones no dan respuesta a los problemas de la vida moderna. En cambio, "el cristianismo, y sobre todo el catolicismo, se presenta como la religión más adecuada a nuestro tiempo y más activa en la ayuda a los pobres".
"La abundancia de las conversiones confirma cuanto me decía durante mi último viaje a Corea el padre Vicent Ri, prefecto de estudios de la Facultad de Teología del seminario mayor de Kwangju: 'El coreano está orgulloso de definirse como una persona religiosa: entre los estudiantes, los intelectuales y las personas cultas tampoco existe el espíritu anti-religioso o ateo común en Europa. El hecho religioso está en el centro de la vida de nuestro pueblo, ésta es una antigua tradición que el desarrollo económico y técnico no ha abolido, sino que contribuye a reforzar'", concluyó.
El texto completo puede leerse en http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1350817?sp=y