El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, abordó en su carta pastoral semanal la próxima fiesta del Corpus Christi que se celebrará el domingo 22, e invitó a los fieles a adorar a Cristo Eucaristía y les recordó que el Dios de Jesucristo es solitario y aburrido, sino "un Dios comunitario, que viven en familia".
El Prelado explicó que "la fiesta de este domingo quiere subrayarnos la originalidad del Dios cristiano, que Jesucristo nos ha revelado para que lo disfrutemos. Jesús aparece en el escenario de la historia presentándose como el Hijo único de Dios Padre".
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"De esta manera, entendemos que Dios tiene un Hijo, que convive con él en la eternidad, desde siempre y para siempre. Este Hijo es su imagen perfecta, son de la misma naturaleza: el Padre da, engendra, el Hijo recibe, es engendrado. Y entre ambos se establece una corriente de amor muy subido, tan intensa, que constituye el Espíritu Santo", afirmó el Obispo.
"Dios no es un ser solitario y aburrido. El Dios de Jesucristo es un Dios comunitario, que viven en familia, donde se intercambian, se dan y se reciben, se aman, y son superfelices, sin que nadie les pueda robar esa felicidad, tan propia de Dios".
El Obispo de Córdoba recuerda en la carta que por un designio libre y lleno de amor la Santísima Trinidad decidió crear el mundo, llenarlo de habitantes y poner al Hijo en el centro de todo, haciéndose hombre.
"Y aquí viene el misterio de Cristo, que conocemos, desde su entrada en el seno virginal de María y su nacimiento en Belén hasta su muerte, resurrección y ascensión a los cielos en Jerusalén. Toda la vida de Cristo es manifestación en la historia del misterio íntimo de Dios en la eternidad", asegura. Y explica que "en cualquiera de las fiestas aparecen las tres personas divinas actuando, cada una a su manera, con el deseo de incorporar a cada uno de los hombres al círculo de su intimidad".
Mons. Fernández subraya que el principal motivo por el que se nos ha revelado el misterio de la Santísima Trinidad es, según palabras de Santo Tomás, "para que lo disfrutemos". Por eso anima a celebrar la fiesta del Corpus Christi y a meditar "que Dios nos invita a entrar en su misterio, abriendo nuestro corazón para que el único Dios en sus tres personas vengan a poner su morada en nuestra alma cuando está en gracia. Somos templo y morada de Dios, que vive en nosotros y quiere poner su casa en nosotros por vía de amor".
Y recuerda que "no estamos solos, estamos siempre acompañados, y qué compañía tan cercana (desde dentro), tan eficiente (no va transformando), tan universal (para llevar a todos a la plenitud)".
Ante este regalo el Obispo asegura que "la actitud correspondiente es la adoración. Adorar es reconocer la grandeza de Dios, que nos desborda. Adorar es acoger el abrazo amoroso de Dios, que nos envuelve y nos diviniza. Junto a esta actitud de adoración está la alabanza a Dios que es tan grande, lo llena todo y es amigo del hombre".
La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo es también la Jornada de la Vida contemplativa que tiene como lema "Evangelicemos orando", por lo que el Prelado anima a "dar gracias a Dios por tantas personas -hombre y mujeres- que han consagrado su vida a la alabanza divina en el claustro o en la soledad eremítica. Estas personas nos recuerdan a todos que si Dios se ha abajado hasta nosotros, es para que vivamos pendientes de él como lo único necesario para el hombre".
"Con facilidad nos distraemos de lo fundamental y nos enredamos en tantas cosas que nos despistan. Los contemplativos nos recuerdan, haciéndolo vida en sus vidas, que Dios es lo único necesario, y que todo lo demás nos vendrá por añadidura", afirmó.