"No se conformen con una vida de 'empate mediocre' y sigan adelante en pos de la victoria en la vida", exhortó el Papa Francisco a los miles de personas que participaron la tarde del sábado en la Plaza de San Pedro en la fiesta del Centro Deportivo Italiano que celebra su setenta aniversario.
''Yo veo tres caminos para los jóvenes y los niños'', explicó el Papa: ''El camino de la educación, el camino del deporte y el camino del trabajo, es decir, que haya puestos de trabajo al principio de la vida juvenil. Con estos tres caminos, les aseguro que no habrá ninguna dependencia: nada de drogas, nada de alcohol".
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"¿Por qué? Porque la escuela te lleva adelante, el deporte te lleva adelante y el trabajo te lleva adelante. No se olviden de esto. ¡A ustedes, deportistas, a ustedes gerentes, y también a ustedes, hombres y mujeres de la política: la educación, el deporte y puestos de trabajo!''
El Santo Padre recalcó después la importancia de que el deporte fuera siempre un juego, porque solo así' 'es bueno para el cuerpo y el espíritu''. ''Y si les gusta el deporte- añadió- los invito no sólo a jugar, cómo ya hacen, sino a algo más: a involucraros en la vida como en el deporte. A entrar en juego también en la búsqueda del bien en la Iglesia y en la sociedad, sin miedo, con valentía y entusiasmo. A entrar en juego con los demás y con Dios; no se conformen con un 'empate mediocre'. Den lo mejor de vosotros mismos.... por lo que realmente es verdad y que dura para siempre. No se conformen... con una vida 'de empate mediocre'. ¡Adelante, en busca de la victoria!''
''En los clubes -prosiguió- se aprende a aceptar. Se da la bienvenida a cualquier atleta que quiera unirse a nosotros y se acogen unos a otros. Insto a todos los dirigentes y entrenadores a ser, sobre todo, gente acogedora, capaz de mantener la puerta abierta para dar a todos, especialmente a los menos afortunados la oportunidad de expresarse".
"Les deseo que sientan el gusto, la belleza del juego en equipo, que es muy importante para la vida. ¡No al individualismo!.. Pertenecer a un club deportivo significa rechazar todas las formas de egoísmo y aislamiento, es una oportunidad de conocer y estar con los demás, para ayudarnos unos a otros, para competir en la estima mutua y crecer en la fraternidad''.
El Papa recordó también que muchos educadores, sacerdotes y religiosas han partido del deporte para madurar después su vocación y que son muchos los clubes que nacen y viven ''' a la sombra del campanario'' . Y añadió: ''Si en una parroquia no hay un equipo deportivo falta algo... El deporte en la comunidad puede ser una gran herramienta misionera, donde la Iglesia se hace cercana a cada persona para ayudarla a ser mejor y para encontrar a Jesucristo''.
'Les pido, por favor -finalizó- que jueguen todos, no solo los mejores; todos, con las ventajas y limitaciones de cada uno; más aún ayudando a los más desfavorecidos, como hizo Jesús. Y los animo a continuar, a través del deporte, su compromiso con los niños de las periferias de las ciudades: Además del balón para jugar, pueden llevar también razones de esperanza y confianza''.