"El Concilio Vaticano II ha sido el concilio del laicado", afirmó el Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, en su carta pastoral semanal titulada "es la hora de los laicos", en la que exhorta a los fieles a cumplir con su papel dentro de la Iglesia y el mundo ante la próxima fiesta de Pentecostés.
Mons. Fernández afirma en su carta que "los fieles cristianos laicos tienen una identidad propia y una misión en la Iglesia y en el mundo. Son bautizados y confirmados, miembros de pleno derecho en la comunidad eclesial, partícipes del sacerdocio común de Cristo para ser en el mundo profetas, sacerdotes y reyes, para consagrar el mundo desde dentro e instaurar el Reino de Cristo en la historia, con la mirada puesta siempre en el cielo".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Obispo explica que el gran despertar del laicado tuvo lugar a inicios del siglo XX, con el paso a la sociedad industrial. "La Iglesia entendió que sus hijos fieles cristianos laicos tenían que ponerse a la tarea de construir un mundo nuevo, uniendo sus manos con todos los que se esfuerzan en esta tarea desde distintas perspectivas".
"La doctrina social de la Iglesia ha constituido un potente faro de luz para afrontar los cambios sociales del siglo XX, y brota entonces en torno a la parroquia y a la diócesis la Acción Católica, como fuerza capaz de aglutinar generaciones enteras de jóvenes y adultos, para llevarlos a la santidad en la tarea de transformar este mundo", afirma el Prelado de Córdoba.
Según precisa "el Concilio Vaticano II ha sido el concilio del laicado (…). La llamada a la santidad de todos en todos los estados de vida, no sólo de algunos que se consagran o se apartan del mundo, el impulso misionero como tarea de todos en la Iglesia, la corresponsabilidad de todos en el seno de la Iglesia, cada uno desde la misión recibida para confluir en la comunión orgánica de un mismo Cuerpo".
Y recuerda que en la Diócesis de Córdoba existe un abundante laicado "centrado en lo esencial, inserto en el mundo, con ímpetu misionero y evangelizador". Además ha animado a coordinar en toda la diócesis "la nueva" Acción Católica General.
También ha destacado el servicio que los "carismas que el Espíritu Santo ha suscitado en esta etapa postconciliar", entorno a los cuales se reúnen los laicos que "rejuvenecen la Iglesia y la hacen misionera en este momento importante de la historia".
"La vigilia de Pentecostés, en la espera y súplica del Espíritu Santo, quiere ser un momento de vivencia de esta comunión eclesial a nivel de toda la diócesis, presididos por el Obispo en la Santa Iglesia Catedral", explica Mons. Fernández.
"Vivir en la Iglesia, gozar de los bienes de la Casa de Dios, reconocer las cualidades de tantas personas y grupos que laboran, trabajar por la comunión de unos con otros. Esta es la tarea que el Espíritu Santo va suscitando en nosotros, y en la que el Obispo tiene la preciosa tarea de sostener la unidad de todos", asegura en su carta.
Por eso, Mons. Fernández anima a "dar gracias a Dios por lo que ha recibido, y donde lo ha recibido. La fiesta de Pentecostés debe proporcionarnos a todos la alegría de esa comunión que viene de lo alto, y en la que todos somos artífices".
Para ello invitó a los fieles a la vigilia de Pentecostés y "unirse en espíritu orando al Espíritu Santo por nuestra Iglesia diocesana de Córdoba, una diócesis en estado de misión".