El Papa Francisco agradeció este viernes a las organizaciones católicas que trabajan para aliviar el dolor de la población en Siria, pero advirtió que la prolongación de la guerra hace que exista "el riesgo de acostumbrarse a ella" y se caiga en la "globalización de la indiferencia", una enfermedad que está haciendo daño en el mundo.
"Debemos constatar con gran dolor que la crisis siria no ha sido resuelta, es más continua, y existe el riesgo de acostumbrarse a ella: de olvidar a las víctimas cotidianas, los indecibles sufrimientos, los millares de prófugos, entre los cuales ancianos y niños, que padecen y a veces mueren por hambre y causadas por la guerra. Esta indiferencia ¡hace mal! Una vez más debemos repetir el nombre de la enfermedad que hoy nos hace tanto mal en el mundo: la globalización de la indiferencia", expresó el Papa.
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El Santo Padre tuvo un encuentro con las organizaciones que realizan obra humanitaria en Siria, convocadas por el Consejo Pontificio Cor Unum para evaluar el trabajo realizado en este último año de crisis.
Francisco afirmó que la labor de estos organismos caritativos católicos "son expresión fiel del amor de Dios por sus hijos que se encuentran en la opresión y en la angustia. Dios escucha su grito, conoce sus sufrimientos y quiere liberarlos; y a Él ustedes prestan sus manos y sus capacidades".
El Pontífice indicó que en esta labor es importante obrar "en comunión con los Pastores y las comunidades locales".
"Esta reunión constituye un ocasión propicia para individualizar formas oportunas de colaboración estable, en el diálogo entre los diversos sujetos, al fin de organizar siempre mejor sus esfuerzos para apoyar a las Iglesias locales y a todas las víctimas de la guerra, sin distinciones étnicas, religiosas o sociales", señaló.
Francisco recordó que "el futuro de la humanidad se construye con la paz y no con la guerra" porque esta "destruye, mata, empobrece a pueblos y países".
"Pido a todas las partes que, aspirando al bien común, consientan de inmediato la obra de asistencia humanitaria y cuanto antes hagan callar las armas y se empeñen en negociar, poniendo en primer lugar el bien de Siria, de todos sus habitantes, también de aquellos que lamentablemente han tenido que refugiarse y que tienen el derecho de regresar lo más pronto posible a la patria", expresó el Santo Padre.
Por otro lado, el ministro de Exteriores de Reino Unido, William Hague, reclamó ayer el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución más "dura" sobre Siria para tratar de paliar la crisis humanitaria.
"El secretario general de la ONU (Ban Ki-moon) ha hecho un llamamiento a nuevas acciones del Consejo de Seguridad. Es por eso que el Reino Unido y sus aliados demandan una resolución más dura al Consejo de Seguridad, en paralelo a una intensificación de los esfuerzos para entregar ayuda humanitaria a las personas que sufren una necesidad desesperada", señaló Hague en un comunicado.
Recordó que ya pasaron tres meses desde que se aprobó la resolución 2139 –la primera medida vinculante desde el inicio del conflicto en 2011-, que exige a todas las partes detener el asedio a las ciudades y permitir la entrada de ayuda humanitaria.