"Somos muy sensibles a lo que ocurre en Nigeria, pero estamos absolutamente desvinculados de lo que pasa al otro lado de tabique", advirtió el Obispo de San Sebastián (España), Mons. José Ignacio Munilla, durante la presentación del libro "La Sociedad desvinculada", donde recordó la importancia de la familia y de las relaciones que se establecen a través de ella.
"No somos individuos, somos personas, y esa relación se fundamente en la familia", afirmó el Prelado.
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Mons. Munilla aseguró que la gran desvinculación que sufre el hombre moderno parte de "una ruptura con las instituciones, iniciada en un mayo del 68 que se rebela frente a todo, también contra Dios y la religiosidad, entendida como imposición".
"La ruptura entre amor y libertad es una trampa mortal, terrorífica, que provoca una gran fractura y orfandad interior; porque hay un concepto individualista de la libertad contrapuesto al bien común", indicó Mons. Munilla.
El libro presentado es obra del ex político catalán Josep Miró Àrdevol, al que el Obispo calificó de "un autor con libertad de pensamiento y cuyas tesis ayudan a fundamentar muchas reflexiones críticas".
El Obispo de San Sebastián insistió en que la globalización "es un espejismo que te hace sentirte unido al mundo cuando realmente estás desvinculado de la realidad: Amamos la humanidad pero nos molesta la gente".
Explicó que este hecho deriva en la pérdida de compromiso social y presencia social. "Aunque hay mucha presencia de voluntariado, la globalización ha generado un espejismo contradictorio: somos muy sensibles a lo que ocurre en Nigeria, con el secuestro de las niñas, pero estamos absolutamente desvinculados de lo que pasa al otro lado de tabique, en casa del vecino. En occidente vivimos en colmenas aisladas", advirtió.
Según explicó el Obispo, el punto más alto de la desvinculación es la ruptura antropológica que definió como "la pérdida de nuestra propia identidad, una profunda crisis interior que ya no sabemos ni quiénes somos, ha permitido la ideología de género".
Precisó que detrás de estas rupturas está "una gran crisis cultural en la que se ha divorciado lo objetivo de lo subjetivo, la verdad del amor, y la razón de la voluntad. Nos refugiamos en lo subjetivo y renunciamos descubrir lo objetivo de la vida".