Los Obispos católicos y otros líderes religiosos de Tailandia ofrecerán su contribución para mediar entre las facciones en conflicto y encontrar una solución política a la crisis luego del golpe de estado realizado por los militares del país asiático.
Así lo indicó a la agencia vaticana Fides, un día después de la toma de poder por parte de los militares, Mons. Joseph Chusak Sirisut, Obispo de la diócesis de Nakhon Ratchasima en el noreste de Tailandia y Presidente de las Comisiones Episcopales para el diálogo interreligioso y para las misiones.
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Ayer, 22 de mayo, el jefe del ejército Thai, el general Prayuth Chan-ocha, anunció el golpe de Estado y suspendió la Constitución, lo que confirma que los militares han asumido el control del país e iniciarán reformas políticas que estaban bloqueadas desde hace mucho tiempo.
Durante meses, Tailandia atraviesa una profunda crisis política, precipitada en diciembre de 2013, cuando el primer ministro Yingluck Shinawatra disolvió el Parlamento y llamó a elecciones anticipadas. A continuación, el primer ministro fue destituido por la Corte Suprema por abuso de poder y la inestabilidad social ha crecido de nuevo, con manifestaciones y disturbios.
El Obispo tailandés explica que después de la proclamación de la ley marcial, se ha producido un golpe de Estado militar "suave y sin derramamiento de sangre". "Desde hace más de seis meses se registra una grave situación de inestabilidad y de lucha entre las dos facciones, que se han enfrentado con el uso de la violencia. Parecía que no había una vía de salida y todo el país estaba sufriendo", explica.
"La intervención de los militares ha sido esencial para restablecer la paz. La población lo ha aceptado, pero no como un movimiento negativo, más bien con alivio, después de tanta tensión".
El Obispo añade que "en las próximas semanas, se debe encontrar una forma de salida plausible para el país, para poner fin a esta situación de estancamiento. Sabemos que un golpe de estado siempre es considero negativamente a nivel internacional. Los tailandeses tienen un profundo deseo de paz, justicia, transparencia, lucha contra la corrupción".
En esta delicada fase, la contribución de los líderes religiosos puede ser crucial: "como Iglesia Católica hemos tomado iniciativa y vivido en dos ocasiones en los últimos meses, grandes reuniones interreligiosas, con la presencia de los líderes de las cinco comunidades principales, participando en una oración solemne e intensa por la paz".
"Vamos a seguir haciéndolo, y en los próximos días vamos a organizar una nueva reunión del género: los líderes espirituales se unen para dar ejemplo y mostrar una vía de reconciliación a la política y a toda la nación. Tenemos la intención de hacer una contribución significativa al bien del país", indicó Mons. Chusak.
El Prelado reitera que "los líderes religiosos quieren promover una iniciativa de arbitraje y mediación, para ayudar concretamente la reconciliación. Las partes deben sentarse a la mesa y encontrar con urgencia una manera de salir de la crisis. De esta forma, incluso la intervención militar será temporal y pronto se podrá reanudar el proceso democrático. Firmado un acuerdo, el ejército abandonará la escena y se celebrarán nuevas elecciones".
En opinión del Prelado, "los líderes políticos tendrán que escucharnos, porque los líderes religiosos representan los deseos, esperanzas, valores de toda la población de Tailandia. El encuentro y el diálogo es la única vía posible. Vamos a trabajar personalmente. Estamos convencidos de que este es el momento: las religiones pueden participar".
"A los Budistas, que a veces son escépticos acerca de este tipo de acción, decimos: no significa entrar en el campo de la política, sino ayudar a un proceso de diálogo y actuar sobre la conciencia de nuestros líderes políticos", continuó.