El Obispo de Córdoba (España), Mons. Demetrio Fernández, ha pedido que, con motivo de la celebración de la Primera Comunión, no se aturda los niños "con regalos que no son apropiados, ni tiene capacidad de asimilar", sobre todo cuando "el regalo por excelencia es Jesús y, para no distraer, dejemos lo regalos para otro momento".
En su carta semanal, recogida por Europa Press, Mons. Demetrio Fernández ha explicado que "no se trata de que el niño aparezca como el príncipe imaginario de los cuentos que lee, ni que la niña aparezca como una novia engalanada. Es todo mucho más sencillo. Se trata de que el alma esté limpia y adornada para Jesús, con un vestido de fiesta sencillo que sirva para futuras ocasiones".
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En este sentido, el Obispo ha señalado que, con la preparación para su primera comunión, "el niño aprende a tratar con Jesús como un amigo, es introducido en la profundidad de los misterios de nuestra fe cristiana y lo hace sin ninguna barrera" y "es fundamental, por tanto, que en esta experiencia de fe infantil vayamos a lo esencial, sin perdernos en perifollos o montajes artificiales".
Por el contrario, lo que deben hacer los familiares del menor es favorecer "ese encuentro" con Jesús, "que tiene mucha más importancia de lo que parece, y que va a dejar una huella en el alma de esos niños, como una experiencia fundante de la relación con Dios", algo que, según ha defendido, no debe impedirse con "planteamientos de 'adultos'", ya que, "en torno a las primeras comuniones se ha montado un tinglado que desfigura la naturalidad de lo sobrenatural, que antepone lo vistoso a lo invisible, que monta la fiesta por fuera sin acompañar al niño en lo que está viviendo por dentro".
Mons. Demetrio Fernández ha subrayado que, "cuando el niño ha hecho la primera comunión, no termina todo", sino que "comienza una nueva vida que hay que cuidar con esmero".
De hecho, "es más importante el año posterior a la primera comunión que el año anterior de preparación, porque durante el año posterior y los que siguen, el niño puede comulgar y ha de ser acompañado para aprender a tratar a Jesús y llevar esa experiencia de encuentro a la vida cotidiana del hogar, del cole, del juego, de toda su existencia".