Al recibir hoy a alrededor de cinco mil peregrinos de las Asociaciones fundadas por el Beato italiano Luigi Novarese, la Asociación Obreros Silenciosos de la Cruz y los Centros de los Voluntarios del Sufrimiento, el Papa Francisco señaló que Jesús nos enseña a vivir el dolor con confianza y esperanza.
El Santo Padre dijo que "Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y esperanza, colocando el amor de Dios y del prójimo también en el sufrimiento: el amor trasforma cada cosa".
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El Beato Luigi Novarese, considerado por San Juan Pablo II como el "apóstol de los enfermos", fue beatificado el 11 de mayo de 2013. Un 17 de mayo como hoy, en que se reunieron con el Papa Francisco, en 1931 los médicos que atendían al Beato certificaron su curación completa de una tuberculosis ósea que padecía desde niño.
También un 17 de mayo, pero de 1943, Novarese fundó la Liga Sacerdotal Mariana, para ayudar a los sacerdotes heridos durante la II Guerra Mundial. Exactamente cuatro años después, nació el Centro de Voluntarios del Sufrimiento.
El hoy Beato, nacido en 1914 falleció en 1984.
Según cita Radio Vaticano, el Papa Francisco recordó que estas asociaciones festejan este año "el centenario del nacimiento de su Fundador, el beato Luigi Novarese, sacerdote enamorado de Cristo y de la Iglesia y celoso apóstol de los enfermos".
"Su experiencia personal de sufrimiento, vivida en la infancia, lo hizo muy sensible al dolor humano. Por esto fundó los Obreros Silenciosos de la Cruz y el Centro Voluntarios del Sufrimiento, que aún hoy continúan con su obra", señaló.
El Santo Padre indicó que "quisiera recordar con ustedes una de las Bienaventuranzas: 'Bienaventurados aquellos que lloran, porque serán consolados'. Con esta palabra profética Jesús se refiere a una condición de la vida terrena que no falta a nadie. Hay quien llora porque no tiene salud, quien llora porque está solo o es incomprendido".
"Los motivos del sufrimiento son muchos. Jesús experimentó en este mundo la aflicción y la humillación. Ha recogido los sufrimientos humanos, los ha asumido en su carne, los ha vivido hasta el fondo uno a uno. Ha conocido todo tipo de aflicción, aquellas morales y aquellas físicas: ha experimentado el hambre y el cansancio, la amargura de la incomprensión, ha sido traicionado y abandonado, flagelado y crucificado".
Sin embargo, dijo el Papa, "diciendo 'bienaventurados aquellos que lloran', Jesús no pretende declarar como feliz una condición desfavorable de la vida. El sufrimiento no es un valor en sí mismo, sino una realidad que Jesús nos enseña a vivir con la actitud justa".
"De hecho, existen formas correctas y formas equivocadas de vivir el dolor y el sufrimiento. Una actitud equivocada es aquella de vivir el dolor de forma pasiva, dejándose llevar con inercia y resignación. También la reacción de la rebelión y del rechazo no es una actitud justa".
Francisco indicó que "Jesús nos enseña a vivir el dolor aceptando la realidad de la vida con confianza y esperanza, colocando el amor de Dios y del prójimo también en el sufrimiento: el amor trasforma cada cosa".
"Precisamente esto les ha enseñado el beato Luigi Novarese, educando a los enfermos y a los discapacitados a valorizar su sufrimiento al interior de una acción apostólica llevada adelante con fe y amor por los demás. Él decía siempre: 'Los enfermos deben sentirse los autores del propio apostolado'. Una persona enferma, discapacitada, puede convertirse en apoyo y luz para otros sufrientes, trasformando así el ambiente en el que vive".
El Santo Padre señaló que "con este carisma ustedes son un don para la Iglesia. Sus sufrimientos, como las llagas de Jesús, por una parte son escandalo para la fe, pero por otra son una constatación de la fe, señal que Dios es Amor, es fiel, es misericordioso, es consolador. Unidos a Cristo resucitado ustedes son 'sujetos activos de la obra de salvación y evangelización'".
"Los aliento a estar cerca a los sufrientes de sus parroquias, como testigos de la Resurrección. Así ustedes enriquecen a la Iglesia y colaboran con la misión de los pastores, rezando y ofreciendo sus sufrimientos también por ellos ¡Les agradezco mucho por esto!".
El Santo Padre pidió a la Virgen María que "los ayude a ser verdaderos 'obreros de la Cruz' y verdaderos 'voluntarios del sufrimiento', viviendo las cruces y los sufrimientos con fe y con amor, junto a Cristo".
"Los bendigo, y les pido por favor de rezar por mí ¡Gracias! Antes de recibir la bendición, invito a todos a rezar a la Virgen nuestra madre. Ella sabe, ella conoce los sufrimientos y nos ayuda siempre en los momentos más difíciles", concluyó.