El Papa Francisco tuvo un encuentro con los rectores y estudiantes de los colegios pontificios e internados de Roma (Italia), a quienes aconsejó cuidar la vida comunitaria, no hablar mal de los demás, ser vigilantes de lo que ocurre en sus corazones y sobre todo, cuando haya turbulencias, buscar refugio bajo el manto de la Virgen María.
Durante el encuentro realizado el lunes, los seminaristas aprovecharon para hacerle algunas consultas al Santo Padre. Entre ellos, un estudiante mexicano preguntó al Papa cómo estar atentos para seguir siendo fieles a su vocación.
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"La vigilancia es una actitud cristiana", respondió Francisco. Vigilarse a sí mismo, "¿qué pasa en mi corazón? Porque es en mi corazón donde está mi tesoro. ¿Qué pasa ahí? Dicen los Padres orientales que se debe saber si mi corazón está en crisis o si mi corazón está tranquilo".
"Pero si hay una turbulencia, no puedes ver lo que hay dentro. Como en el mar. No se ve a los peces, cuando el mar está así". En ese sentido, recordó como primer consejo lo que decían los padres rusos: cuando en el corazón hay turbulencias, ir bajo el manto de la Santa Madre de Dios.
Según Radio Vaticana, el Papa Recordó que la primera antífona latina señala que "en tiempos de turbulencias, buscar el refugio debajo del manto de la Santa Madre de Dios".
"Alguno de ustedes me dirá, pero Padre en estos tiempos de tanta modernidad buena, de la psiquiatría, de la psicología, en estos momentos de turbulencias, creo que sería mejor ir a ellos a que me ayuden". Francisco dijo que no descarta eso, pero primero de todo se debe ir a la Madre, "porque el sacerdote que se olvida de la madre, sobre todo en momentos de turbulencias, alguna cosa le falta. Es un cura huérfano que se olvida de su madre".
Vida comunitaria
Durante el encuentro, el Papa también recordó a un santo jesuita que "decía que la mayor penitencia, para él, era la vida de la comunidad. Es verdad, ¿no? Pero para esto, creo que tenemos que ir hacia adelante, en la vida comunitaria. Pero, ¿cómo? Hay cuatro o cinco cosas que nos ayudarán mucho: ¡nunca, nunca hablar mal de los demás! Si tengo algo en contra de los demás, o que no son de mi opinión: ¡en la cara! Pero nosotros, los sacerdotes, tenemos la tentación de no hablar a la cara, de ser demasiado diplomáticos, aquel lenguaje clerical, ¿no? ¡Pero... nos hace mal, nos hace mal!".
En ese sentido, un seminarista chino preguntó al Papa cómo hacer del seminario "un lugar de crecimiento humano y espiritual y el ejercicio de la caridad sacerdotal". Francisco citó a un viejo obispo de América Latina que decía que "es mucho mejor el peor de los seminarios que un no-seminario".
"Si uno se está preparando para el sacerdocio solo, sin la comunidad, esto hace mal. La vida del seminario, la vida de la comunidad es muy importante".
"Es muy importante porque se comparte entre los hermanos, caminando hacia el sacerdocio, pero también hay problemas, hay luchas: las luchas de poder, las luchas de ideas, incluso luchas ocultas; y llegan los pecados capitales: la envidia, los celos... Y también llegan las cosas buenas: las amistades, el intercambio de ideas y esto es la parte importante de la vida en comunidad. La vida comunitaria no es el paraíso, al menos el purgatorio", expresó entre los aplausos.