El Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Mons. José María Arancedo, advirtió en una entrevista con el diario La Nación que "nadie puede negar que hay violencia" en el país, tal como afirmaron el viernes los obispos en su pronunciamiento al final de su Asamblea Plenaria.
Las declaraciones del Prelado se dieron el sábado unas horas antes del discurso que la presidenta Cristina Fernández dio en una ceremonia que recordó los 40 años del asesinato del P. Carlos Mugica, donde criticó el mensaje de los obispos y los acusó de querer "reeditar viejos enfrentamientos".
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En la entrevista difundida el domingo por La Nación, Mons. Arancedo señaló que el mensaje de los obispos "no es un ataque al Gobierno", pues "la Iglesia no es opositora ni oficialista". Sin embargo, advirtió quela violencia es "una enfermedad que se manifiesta de diversas maneras y debemos erradicar".
En ese sentido, el diario recordó "el Gobierno dijo que la violencia no es comparable a la que vivió el país en 1955 y en 1976".
"Las comparaciones siempre son difíciles –aclaró Mons. Arancedo-. Yo viví lo de 1955. Nadie puede decir que eso estuvo bien. Pero al comparar, uno corre el peligro de no ver lo que hoy tenemos que ver. Respeto la opinión de todos. Los obispos provienen de todos los rincones de la Argentina y el problema está presente en todo el país. Uno puede pensar que no es tan grave como aquello. Pero es grave".
El Presidente de la CEA indicó que "nadie puede negar que hay violencia. Lo malo es cuando se da un matiz político a los diagnósticos. No es un ataque al Gobierno. La Iglesia no es opositora ni oficialista".
"Se lo dije, incluso, a la Presidenta, con quien tuve conversaciones con mucho respeto. No podemos dejar de ser fieles a lo que vemos, a lo que escuchamos. La situación del país tiene luces y sombres. Y a veces las sombras hay que marcarlas", señaló.
En ese sentido, Mons. Arancedo indicó que cuando los obispos hacen un documento "no tenemos en cuenta las posibles respuestas. Buscamos transmitir lo que recibimos de nuestra gente y vemos en nuestros barrios. El hecho de que en la Argentina los hinchas visitantes no puedan ir a la cancha de fútbol es un signo de intolerancia social que nos debe preocupar".
Dijo que esta situación exige que la población aprenda a "convivir con lo diverso. Hoy estamos unidos en la unidad y eso es difícil. La verdadera unidad se alimenta de lo diverso. Hasta en los propios partidos políticos puede haber diversas líneas".
Finalmente, Mons. Arancedo explicó que si bien no han quedado en una audiencia con el Gobierno, "con mucho gusto volvería a verla (a Cristina Fernández), si quiere conversar acerca de lo que hemos dicho. No hubo animosidad. Hubo un llamado de atención y una advertencia sobre una realidad que vemos".