El Colegio Real de Obstetricia y Ginecología de Inglaterra ha incorporado polémicos requisitos para conceder la certificación en esta especialidad discriminando a los estudiantes pro-vida.
Las normas del colegio obligan a los estudiantes de medicina que buscan especializarse a prescribir anticonceptivos y fármacos abortivos aún contra sus creencias y principios.
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Victoria Weissman, estudiante de último año de medicina, explicó a Catholic News Agency que "estas normas impiden que profesionales que, debido a sus valores, no están dispuestos a recetar anticonceptivos puedan especializarse en un área importante del ejercicio clínico".
Según el periódico británico The Telegraph, en el mes de febrero la Facultad de Cuidado Sexual y Reproductivo del Colegio Real de Obstetricia y Ginecología de Inglaterra volvió a publicar su guía clínica de especializaciones en cuidado sexual y reproductivo.
La facultad informó que para acceder a la certificación es necesario completar todo el plan de especialización que incluye "la disposición a prescribir todo tipo de anticonceptivo hormonal, incluyendo anticonceptivos de emergencia, independiente de las creencias personales".
La actualización de la guía de titulación dice que los médicos clínicos que se oponen a "cualquier método anticonceptivo" por principios morales o religiosos, no cumplirán a cabalidad los requisitos del programa y serán considerados inelegibles para acceder a la especialización.
Weissman consideró que "el cuidado de salud sexual y reproductiva es mucho más que prevenir y quitar una vida". Añadió que las drogas abortivas actúan "una vez que sucede la concepción, una vez que la vida comienza a existir. Ellas impiden que esta vida se desarrolle, prospere, sobreviva".
Estos medicamentos "hacen que atentemos contra el Quinto Mandamiento y el Juramento Hipocrático", argumentó.
Weissman afirmó que ir en contra de sus creencias "ayudaría a promover una actitud en la sociedad que no respeta la dignidad de cada vida humana, independiente de la etapa en la que se encuentre".
Estas normas también han preocupado al medico Peter Saunders, alto ejecutivo de Christian Medical Fellowship, organización que reúne a médicos y estudiantes de medicina cristianos del Reino Unido.
"Esto impedirá que los médicos pro-vida se especialicen en salud sexual y reproductiva. Asimismo, hará mucho más difícil que los médicos no especializados obtengan trabajo en los programas de familia o salud reproductiva", indicó Saunders y advirtió que la nueva política podría constituir una discriminación ilegal en contra de quienes sostienen una creencia moral o religiosa.