Un grupo de peregrinos de la Parroquia Roncalli Newman en La Crosse, Wisconsin, viajó a Roma para la canonización del Papa Juan XXIII, cuyo nombre de pila fue Angelo Guiseppe Roncalli.
El párroco James Kurzynski pensó "que sería maravilloso que algunos de los fieles participasen de la Misa de canonización y así recordar este gran evento en el marco del 50º aniversario de la construcción de la parroquia".
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El padre Kurzynski explicó que "no solo era una oportunidad única en la vida, sino que también sintonizaba con las diferentes celebraciones que nuestra parroquia estaba teniendo".
El Padre Kurzynski, de 40 años, indicó que Juan XIII y Juan Pablo II fueron muy importantes para su vocación al sacerdocio.
El sacerdote valoró "la mentalidad sencilla de Juan XXIII que antes de irse a la cama solía orar sencillamente "es tu Iglesia, Señor, estoy cansado'. Como joven sacerdote podemos caer en la trampa de pensar que el éxito de la Iglesia depende de nosotros. En cambio, el rol del sacerdote es ser fiel y Cristo hace el resto".
"En relación a Juan Pablo II, me impresionó su fervor, su amor y su sencilla frase que decía una y otra vez, 'no tengan miedo'".
Uno de los peregrinos de la Parroquia Roncalli Newman es Dewey Bjorkman, un ex pastor luterano que se convirtió al catolicismo hace siete años.
"Juan XXIII es muy importante para mí por muchas razones", dijo Bjorkman, indicando que su declaración sobre el ecumenismo en el Concilio Vaticano II "fue fundamental para mi eventual adhesión a la Iglesia Católica".
"Como católico desde hace solo siete años, estoy descubriendo continuamente la riqueza de la diversidad dentro de la Iglesia así como diferentes temas del evangelio que han sido desarrollados por líderes católicos y Papas a lo largo del tiempo", indicó.
Gregory Wegner, profesor emérito de historia de la Universidad de Wiscosin, La Crosse, también se unió al peregrinaje.
Wegner es un historiador del Holocausto y actualmente está a cargo de una investigación sobre el periodo en que Juan XXIII fue nuncio papal de Turquía en la década de 1940.
"Estoy profundamente interesado en personas como Juan XXIII, quien tomó un gran riesgo en rescatar a los judíos", explicó Wegner y recordó que el nuevo santo ayudó a salvar la vida de 24 000 judíos eslovacos, "quienes que sin duda habrían sido enviados a Auschwitz", ayudándoles a obtener visas de inmigración.