El Papa Francisco ofreció algunas claves para ser un "buen diplomático" durante una visita privada el pasado 2 de mayo a la Pontificia Academia Eclesiástica del Vaticano, situada en el corazón de la ciudad de Roma.
El Papa fue recibido en la sede de la academia, ubicada en la Plaza de la Minerva, el viernes a las 6 p.m. hora local, por el presidente Arzobispo Giampiero Gloder, 29 sacerdotes que están actualmente en formación diplomática para representar en el futuro a la Santa Sede; y un grupo de religiosas de la congregación Hermanas Franciscanas Misioneras del Niño Jesús que ayudan en esta institución.
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Según informó el diario de la Santa Sede, L'Osservatore Romano, el Santo Padre respondió a la pregunta de un sacerdote y aseguró que existen tres claves fundamentales que se deben seguir para ser un buen diplomático pontificio. "La primera de ellas -afirmó-, consiste ante todo en recordar el pasado, porque, como se ve en el Antiguo Testamento, los profetas deben mantener vivo el recuerdo de la fidelidad de Dios y de la infidelidad del pueblo, y quien es enviado como diplomático debe conocer la historia de Dios con el pueblo al que fue llamado a servir".
La segunda clave fundamental consiste en tener la capacidad de saber analizar correctamente el presente. "Este realismo del presente está conectado con la competencia, el estudio y el conocimiento para entender a fondo cuál es la situación de un país. Esto significa estudiar, conocer, visitar, hablar con la gente", señaló el Papa.
En tercer lugar, "no se puede caminar por todas las calles: Es necesaria la prudencia". "Un profeta, debe basarse sobre estos pilares para decir una palabra correcta, cumplir el gesto correcto que se elabora en la oración. Y cuando se pierde la memoria del Evangelio, de la Iglesia, de la historia de un pueblo, todo termina en ideología".
"Para entender la realidad se debe leer el presente con ojos de creyente. No existen las hermenéuticas asépticas: es una ilusión el pensar leer la realidad prescindiendo de nuestra condición de discípulos de Jesucristo. La interpretación con la cual hace falta comprender el presente, la hermenéutica cristiana, es desde la mirada de los discípulos", añadió.
El encuentro estuvo marcado por "un clima de sencillez, confianza y familiaridad y un diálogo abierto que tocó temas formativos y de la vida de la Iglesia", en el que el Papa Francisco escuchó con "paternidad y cercanía" a los sacerdotes prestarán servicio en las nunciaturas -el equivalente a las embajadas de la Santa Sede-.
En relación a la experiencia formativa de la academia pontificia, el Papa Francisco animó a los presentes a cuidar de tres conceptos: "La competencia como estudio profundo de las problemáticas para evitar improvisaciones, la fraternidad como amistad sacerdotal que permita vencer la ambición y la palabrería, y sobre todo la oración, más que como aquella litúrgica, como la conversación silenciosa ante el altar, poniendo al Señor por delante de las situaciones y los problemas que se viven en el ministerio".
Por último el Pontífice abordó temas de actualidad para la Iglesia, como el compromiso de cuidar de la dignidad de la vida humana en el plano internacional; las expectativas relativas al próximo Sínodo de los Obispos sobre la Familia; y la dimensión carismática de cada situación eclesial.
El coloquio inició tras el rezo de las vísperas con el Papa Francisco y concluyó con una cena.