La Dimensión Episcopal de Familia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió un mensaje con ocasión del Día del Niño –que en México se celebra el 30 de abril-, en el que señalaron que el país y el mundo "necesitan familias transmisoras de valores que les permitan aprender y reflejar el hombre y mujer que serán el día de mañana".
El texto, firmado por Mons. Francisco Javier Chavolla Ramos, recordó que "el niño es el tesoro más valioso de la vida. Es la esperanza de un mundo más humano, más justo, solidario y feliz". Sin embargo, en México la realidad de la niñez "es tan diversa, que va desde aquellos que viven en el seno de una familia bien integrada hasta los que en situación de calle tienen que enfrentar la adversidad".
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"Es una grave preocupación, el futuro de la niñez, ya que pareciera cada vez más incierto. La niñez en nuestros días es más vulnerable ante los embates de la sociedad que le llevan a sufrir por la violencia psicológica y física", advirtió.
El comunicado señaló que "ante esta realidad la Iglesia como madre está comprometida para anunciar y dar testimonio de que cada niño que viene a este mundo es un don y un signo de la presencia de Dios en cada familia, y que se le ha de acompañar en su crecimiento, teniéndole un cuidado tierno y profundo".
"San Juan Pablo II, el Papa de la familia, decía que se les debe reservar una atención especialísima, de ser acogidos, amados, respetados y atendidos. 'Que el respeto al niño sea una urgencia singular, aún más, cuando el niño es pequeño y necesita de todo, está enfermo, delicado o vive con alguna discapacidad'".
Finalmente, recordó que "Dios en su proyecto nos invita a ser felices". Por ello, invita a disfrutar "con los pequeños, esta bella etapa, que es la niñez". Vivan en y con Dios y serán felices. Compartan su capacidad de asombrarse, de perdonar y olvidar con facilidad, el agravio o mal sufridos".
"Vivan así el testimonio de aceptación del Reinado de Cristo, con espíritu y corazón de niño, para que cada persona que los rodea aprenda a vivir la consigna del evangelio: 'si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos'. Así nuestros niños aprenderán, con alegría, el sentido de la vida y les ayudaremos a crecer y un día se convertirán en adultos con metas y sueños, capaces de encarnar la solidaridad y la generosidad de Jesús para con los más pequeños", expresó.