El Papa Francisco envió un mensaje escrito a los ciudadanos de Bérgamo, provincia a la que pertenece el pueblo de Sotto il Monte, donde nació Juan XXIII en 1881, en el que invitó a los fieles a agradecer a Dios por este gran don para la Iglesia Universal que debe servir de inspiración a la sociedad para buscar nuevos modos de "edificar una convivencia basada sobre los valores perennes de la fraternidad y de la solidaridad".
El texto fue publicado en el periódico provincial de la ciudad ''L'Eco di Bergamo'', en el que el Papa Bueno colaboró durante sus años de sacerdote.
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A continuación el mensaje completo gracias a la traducción de Radio Vaticana:
Acercándose el día de la canonización del beato Juan XXIII, tuve el deseo de enviar este saludo a su Obispo Francisco, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos de la Diócesis de Bérgamo, pero también a todos aquellos que no pertenecen a la Iglesia, y a toda la comunidad civil bergamasca.
Sé cuánto quieren al Papa Juan, y cuanto él quería a su tierra. Desde el día de su elección al Pontificado, el nombre de Bérgamo y de Sotto il Monte (Bajo el Monte) se hicieron familiares en todo el mundo, y todavía hoy, a más de 50 años de distancia, éstos son asociados a su rostro sonriente y a su ternura de padre.
Los invito a agradecer al Señor por el gran don que fue su santidad para la Iglesia universal, y los aliento a custodiar la memoria del terreno en el cual se germinó: un terreno hecho de profunda fe vivida en lo cotidiano, de familias pobres pero unidas por el amor al Señor, de comunidades capaces di compartir en la simplicidad.
Claro, desde entonces el mundo ha cambiado, y son nuevos los desafíos para la misión de la comunidad cristiana. Sin embargo, aquella heredad puede inspirar aún hoy una Iglesia llamada a vivir el dulce y confortante gozo de evangelizar, a ser compañera del camino de cada hombre, "fuente de la villa" de la cual todos pueden sacar el agua fresca del Evangelio. La renovación querida por el Concilio Ecuménico Vaticano II abrió el camino, y es un gozo especial que la canonización del Papa Roncalli se realice junto a la del beato Juan Pablo II, que llevó adelante tal renovación durante todo su largo pontificado.
Estoy seguro que también la sociedad civil podrá siempre encontrar inspiración en la vida del Papa bergamasco y del ambiente que lo ha generado, buscando nuevos modos y adaptada a los tiempos para edificar una convivencia basada sobre los valores perennes de la fraternidad y de la solidaridad.
Queridos hermanos y hermanas, confío mi mensaje al "Eco de Bérgamo", de quien el joven sacerdote Don Ángelo Roncalli fue un apreciado colaborador. Cuando después el ministerio lo llevó lejos, él recibía siempre las páginas del "Eco", voz y reclamo de su tierra.
Le pido que recen por mí, y al mismo tiempo les aseguro que los recordaré y también mi oración por todos ustedes, en particular por los que sufren y los enfermos – recordando el hospital de la ciudad que han querido dedicar al Papa Juan – y por el Seminario diocesano, tan querido por él. En la inminencia de las fiestas pascuales, les envío a todos ustedes la Bendición Apostólica.
Desde el Vaticano, abril de 2014