El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, recordó que "el Reino es la voluntad de Dios para el mundo" y aseguró que este se va construyendo desde la vida terrena a través las Bienaventuranzas, "cuando vivimos la misión de nuestro Bautismo".
"Su Reino es su Iglesia, la nueva familia de Dios, que es nuestra herencia por el Bautismo. Las Bienaventuranzas son los valores del Reino de Dios y los medios a través de los cuales este Reino crece", afirmó el Prelado en su columna publicada en ACI Prensa.
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El Arzobispo recordó que "Jesús nos dijo que su Reino no viene a través de signos que podemos observar o señalar. Su Reino va llegando poco a poco. Viene a través de todas las formas en las que le permitimos a Dios que actúe en nuestras vidas: a través de nuestra pobreza y humildad; de nuestra solidaridad y misericordia; de nuestro trabajo por la justicia y la paz; de nuestros sacrificios por lo que es correcto y verdadero".
Por ello, afirmó, "al vivir las Bienaventuranzas, estamos construyendo Su Reino. A través del testimonio de nuestras vidas, un nuevo mundo de fe surge en este mundo".
"Ciertamente no vamos a conocer la plenitud de las promesas de Dios hasta que lleguemos a la vida futura. Jesús nos dijo que su Reino no es de este mundo. Pero empieza ya aquí. Un día veremos a Dios cara a cara. Pero podemos vivir en la nueva luz de su presencia y de su amor ya desde ahora", aseguró.
En ese sentido, en su columna Mons. Gómez abordó la sexta Bienaventuranza "Bienaventurados los limpios de corazón".
El Arzobispo explicó que "ser limpios de corazón se refiere a mucho más que tan sólo la castidad y la modestia. La pureza es toda una forma de vida; es un camino de santidad. Esta Bienaventuranza nos llama a purificar no sólo nuestras acciones sino también nuestros deseos. Tenemos que liberarnos del actuar por motivos egoístas y por ambiciones mundanas".
"Esta Bienaventuranza, como todas las demás, conlleva una promesa específica. Jesús promete consuelo a los que lloran, satisfacción a los que tienen hambre, misericordia a quienes son misericordiosos", afirmó.
En su columna, el Prelado también explicó que "el camino de las Bienaventuranzas brota de la tumba vacía de Cristo" y que con la primera mañana de Pascua comenzó de nuevo la creación, pues "la humanidad es entonces renovada y restaurada a la imagen que Dios quiso en el principio, a la imagen de la primera creación".
"Jesús bajó del cielo y entró en este mundo como verdadero Dios y verdadero hombre. Y por su cruz y resurrección se convirtió en el puente que une el cielo y la tierra. Todo el género humano, a través de la humanidad de Jesús, de su muerte y resurrección, puede ahora ir más allá y participar nuevamente en las bendiciones de la divinidad de Dios", recordó.
"Entonces, en este glorioso tiempo Pascual, en el que todo el mundo es renovado y en el que a toda vida se le ofrecen nuevas posibilidades de santidad y de amor, sigamos orando unos por otros", exhortó el Prelado, al invitar a los fieles a crecer en santidad "en un seguimiento más cercano de Jesús y en vivir la vida nueva que Él nos ofrece".
Las columnas de Mons. Gómez se pueden seguir en: http://www.aciprensa.com/josegomez/