El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, Mons. Francis Chullikatt, recordó cómo los principios defendidos permanentemente por la Iglesia pueden orientar las políticas internacionales y aportar soluciones simples y efectivas a problemas complejos.
Durante una sesión de trabajo sobre erradicación de la pobreza, la Santa Sede pidió incluir la promoción de la familia como la forma natural y fundamental para lograr el desarrollo de la sociedad. "Es dentro de la familia que la próxima generación de la humanidad es acogida, alimentada, vestida y provista", explicó el Nuncio según informa AICA.
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Esta perspectiva, innegablemente demostrada en la práctica y el sentido común, enfrenta la "obstinación" de los gobiernos que aún no reconocen "el papel obvio de la familia en la erradicación de la pobreza".
Por este motivo, faltan medidas que "aborden sus causas con políticas sensibles a las familias que apoyen la estabilidad de la más fundamental de las instituciones sociales", denunció Mons. Chullikatt. Dicha actitud es "altamente irresponsable y finalmente contraproducente de parte de los gobiernos".
El Arzobispo manifestó que en el trabajo en contra de la pobreza, considerada por la ONU como el mayor desafío de la actualidad, "no necesitamos reinventar la rueda", ya que la sociedad misma ha desarrollado en la familia su "bloque fundamental básico" y es a este nivel en el que hay que trabajar. "No hace falta buscar lejos a quienes son más urgentemente afectados por el escarnio de la pobreza y el hambre: las mujeres, los niños y los jóvenes", afirmó.
La solicitud principal de la Santa Sede es que se incluya la promoción de la familia como una prioridad de desarrollo de manera oficial después de 2015.
"Esta es una recomendación que mi delegación apoya decididamente", anunció monseñor Chullikatt. "Con ella, llamamos a los estados a reconocer que sumar la familia como una prioridad transversal a la agenda de desarrollo posterior a 2015 constituiría un 'paso progresivo', ya que esto está insuficientemente abordado en este proceso".
El Prelado dijo para concluir que la Iglesia identifica la caridad cristiana como el principio rector no solo de las relaciones entre las personas a pequeña escala, sino también de las relaciones sociales, económicas y políticas.